aboné y regué tu boca con lirios,
con la luz del alma encendimos cirios
iba a tí, con el latir en un concierto.
Con mis versos recalando en tu puerto
navegué por tus olas en delirio,
y en las aguas sufridas del martirio
se ofreció la confianza en desconcierto.
En vuelo con las alas azarosas
se ofrecían como dalias ansiosas
las caricias prendidas de mis rosas
que ufanas rechazabas custodiar
en el cielo de tu pecho sin lar,
vagando sin destino, en tu ancho mar.
Verónica ®
23.02.11