aunque fuera tormento de agonía,
y la voz, extenuada en su alegría
fluyera insomne en su paso dentado.
Marchaba con el latido cansado
escuchando la muda melodía
de la voz que marcara su afonía
cuando la noche moría a su lado.
En un alúd de silencios partistes
cerráronse las puertas al clamor
y se clavó la espina en la razón.
Angel de amor, llegastes y te fuistes
aún percibo el perfume y candor
plegado a la raíz del corazón.
Verónica ©
02.01.11