¿A quien le importa la edad?
Los ángeles no la tienen
ellos así van y vienen
y tienen más libertad.
En ellos todo es verdad
es el tiempo lo que engaña,
el que en nosotros se ensaña,
el que nuestra piel arruga,
de la frente a la pechuga
y alguna zona aledaña.
Y no quiero señalar;
seré muy parco en palabras
que la tierra que no labras
no la debes ni mirar.
Heredad que no has de arar
aún cuando esté en tu camino
déjala para el vecino.
No pretendas imposibles,
y piensa que hay intangibles
que son de origen divino.
Lo de Esther es para nota;
tan dulce siempre y amable,
tierna, locuaz y entrañable,
animando la pasota.
Y de pronto… se rebota
y te deja hecho unos zorros
luciendo en todos los corros
antes a Edgardo, ahora a Antonio
y luego al mismo demonio
te lo pasa por los morros.
Estamos a una semana
de cumplir el primer año;
un importante peldaño
y no hay en él gloria vana.
Si hasta aquí no hubo desgana
ni apatía ni tibieza,
que no llegue la pereza
a quebrar tan bello reto
que se pondría en un aprieto
cuando la pluma bosteza.
Madrigal