
en tierra que le abraza con nobleza,
volviendo su semilla en la grandeza
del vino que se toma con mesura.
Tu resplandor de cierto magnifica
el toque del sabor amaderado,
taninos que sugieren el cuidado
del tiempo que se deja en la barrica.
¡Oh noble vino de tonalidades
tan nítidas y rojas que dilatan,
placer de comensales que te catan
al ínclito fervor de tus bondades!
No en vano tu carácter hipnotiza
y alegra el corazón de quien lo anhela,
es éste tu motivo, la vihuela
que al gusto le aconseja cual nodriza.
La Rioja o La Ribera tiene España,
en Francia de Borgoña o de Burdeos,
Italia con Apulia en mis deseos
y el sol en California que la baña.
¡No puedo consentir mis aventuras
ajenas al olor de sus taninos,
sucumbo ante la gloria de los vinos
y al don de sus ardientes florituras!
Es néctar que soberbio determina
la pulcra inspiración del erudito
y el suave desglasar del apetito
que surge entre la copa diamantina.
Es fruto de la vid, el remanente,
el buen vivir, la lógica mimada,
la tinta que apresura enamorada
el himno a su sabor benevolente.
Es vino majestuoso que en boato
del noble y del humilde entre su mesa
convierte a la plebeya en la Duquesa
y ofrece la corona del contrato.
Y no concibo al hombre sin la viña
ni el rojo carmesí que reverbera,
la llave del amor que tras la uvera
esconde la moción de su campiña.
El vino que es un medio primoroso
de entremezclar la fina pincelada,
es dulce inspiración para mi amada
que surge del arrope talentoso.
¡Oh musa diligente tú coloca
la nota ya inspirada de mi pluma,
y déjame siquiera entre la bruma
probar del vino tinto de tu boca!
Corazón de Jaguar ©
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