Lenta, perezosa, despierta la mañana,
se escucha el canto de un pájaro en su nido.
El nuevo día me sorprende tendido,
lejos se escucha, sonar una campana.
Fresca brisa golpea sin piedad mi piel,
en mi espalda se siente el frío rocío.
Mas nada me importa, pues tu cuerpo tibio,
sobre mí, hace olvidar con besos de miel.
Tu figura luce, grácil y armoniosa,
las sombras furtivas se están escapando,
más no puedo evitar seguirte amando.
Veo tu cara, se me antoja, hermosa.
Acecha, cruel enemiga, la mañana,
nada importa, pues nuestros cuerpos se unirán,
de nuevo en la noche, donde ellos se amaran,
hasta que llegue el día, si, mi Fabiana.
se escucha el canto de un pájaro en su nido.
El nuevo día me sorprende tendido,
lejos se escucha, sonar una campana.
Fresca brisa golpea sin piedad mi piel,
en mi espalda se siente el frío rocío.
Mas nada me importa, pues tu cuerpo tibio,
sobre mí, hace olvidar con besos de miel.
Tu figura luce, grácil y armoniosa,
las sombras furtivas se están escapando,
más no puedo evitar seguirte amando.
Veo tu cara, se me antoja, hermosa.
Acecha, cruel enemiga, la mañana,
nada importa, pues nuestros cuerpos se unirán,
de nuevo en la noche, donde ellos se amaran,
hasta que llegue el día, si, mi Fabiana.