¡Si vieras tú mi huerto sembrado de ambrosía,
seguro que te enyugas! -Jacinto dice osado-
No importa ser la yunta del buey con el arado,
o estar como un señuelo cazando a la jutía!
No importa que mis brazos estén sin lozanía,
mis pies queden callosos, mi cara sin agrado,
sentir un bulto al hombro, los años muy pesado
y sea mi esqueleto: fantoche…¡de la arpía!
Si vivo como rey de la naturaleza
muy cerca del entorno más puro y saludable
tomando del sinsonte su poética adorable,
diapalma de los dátiles…la flor de la maleza…
¡Oh, qué rico y meloso ya el surco se me ofrece!
y al ver en las cazuelas el fruto que yo planto
alégrase el guateque, mi fuerza solevanto
mi voz es del laúd, es cierto que alborece…!
No es broma ni refrán, ni cómico aspaviento,
y más si está presente la flauta del amigo
en cuya controversia te juro que me espigo
¡Con sólo mi garganta, que es arpa cortaviento!
Mariluz Reyes