a mi vida va extendido.
Son el Éufrates y el Tigris como tales,
bajo un todo compartido.
Por un lado corre un río de morales,
con carteles referido.
Al extremo la pasión en manantiales
baña el cielo prometido.
Yo me inclino a la región más sensitiva
donde el éxtasis congrego
cotidiano en nuestra dicha progresiva.
De tu mano como el fruto ciegamente,
a la vez que a Dios le ruego:
“No expulsarnos a vagar perdidamente”.
Álex Gracía Pizarro…