No paro de pensar en tu existencia,
mi corazón reclama tu cariño,
ansiando unir mi brazo a tu corpiño,
mas la voz en mi boca se silencia.
Me digo para mí, que tu presencia
es como el tierno mimo dado al niño
por ello el corazón te envía un guiño
y desea embriagarse con tu esencia.
Si un día yo rompiera mi silencio
y cobrara el valor que es necesario,
por decir el amor que yo evidencio.
Mas confieso en un texto literario,
que amarte yo podría y me conciencio.
¡Sería tal suceso extraordinario!
© Roberto Santamaría
Collado Villalba – Madrid 20/11/2014