te confieso, que cuanto más te miro,
más rendido me siento y más suspiro,
y al ver tu rostro hermoso,
te imagino cual ángel que del cielo
terminó aquí su vuelo,
y arrobado al mirarte, codicioso,
de ese beso gozoso
que de tu boca espero,
otórgalo enseguida, porque muero…
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