(Soneto infantil con estrambote)
De un río juvenil, pleno a una hora,
surgían alegremente pececitos,
eran de mil colores... ¡Qué bonitos!
eran de una belleza encantadora.
Las ranas saltarinas enamoran
y enseñan con temor sus piececitos,
y cantan sus canciones...¡Qué bonitos!
Ya los duendes del parque las adoran.
Es de noche y el bosque ya oscurece,
se oyen miles de grillos sus canciones,
la luna que ilumina y crece y crece,
haciéndose muy grande, ya amanece,
aromas de las plantas, sensaciones,
tan plena de alegría permanece.
Hoy sin duda merece
disfrutar de lo bello de la vida
si lo haces una vez, jamás se olvida
©Roberto Santamaría