
Y bajé a la estación con la mente aturdida
asistiendo a un amigo que en el tren se marchaba
yo no sé por qué tuve, cuando oí que pitaba,
que pensar en un viaje solamente de ida.
Donde ya no hay regreso ni tan poco salida
y la ruta elegida se termina y se acaba,
no lo sé, pero absorto muy curioso miraba
a ese tren ya lejano con su imagen perdida.
Y seguí con el sueño del quimérico viaje
de otro tren sin retorno, que lo he imaginado,
y me veo sentado, solo y sin equipaje
cerca de los cristales con mirar extasiado
esperando ver presto el hermoso paisaje
de ese cielo infinito, tantas veces soñado,
Aunque es imaginado
cual si fuera estrambote como final yo quiero
recordar aquel verso… "muero, porque no muero"