Otra carta te mando, bella Aurora,
esta es recordando viejos tiempos
que aun remotos los tengo muy presentes
y aparecen cargados de recuerdos…
De recuerdos que son el lenitivo
que alivian el pesar de soledades
y despiertan momentos amorosos
ahitos de nostalgias inefables.
Y me traen instantes del pasado
que juntos disfrutamos tantas veces
en las noches de estrellas y de luna,
pues testigos lo son amaneceres…
Dejaron tanta huella en nuestro idilio…
tan grande fue su fuerza, Aurora mía,
que no se borrará de mi memoria,
serás el gran amor que hubo en mi vida.
No supimos guardar tanta ventura,
el destino tal vez tuvo la culpa.