Me propuse emprender cierta aventura
y a “da Vinci” imité con un invento.
logrando alzar el vuelo a gran altura
flotando entre las nubes con el viento.
Y al mirar hacia abajo ¡qué gran chasco!
los hombres como hormigas parecían
reptando muy despacio en un peñasco
o por calles errando… se movían.
Desperté de este sueño imaginado
y pensé en esa efímera importancia
que el hombre suele dar a su legado
y auto elogia sus gestas con jactancia.
Si pues ser muy humilde es bello reto
logremos la virtud de ser discreto.