TE BUSCO
Busco en mis noches solas tu mirada,
tu perfume, tu aliento, tu locura,
y la dulce expresión de tu hermosura
que dejó en mi emoción su llamarada.
Te busca mi pasión desesperada
en mis trances de cálidos ensueños.
Allí... do se desborda por mis sueños
tu cálida caricia perfumada.
Busco tu amor, tu esencia, tu encantada
placida voz, que siempre me responde,
y me dice en ternuras ¿Dime dónde
puedo dejar mi vida enamorada?
Te busco en mí vivir, mi bien amada
y te siento profundo aquí en mi calma,
palpitando a torrentes en mi alma
donde vibras de amores consumada.
Revivo en mi mirada tu mirada
y en tus labios en flor, colmo mis besos.
Revivo en mi razón tus embelesos
y quedas en mi pecho, encadenada.
¿Recuerdas dulce amor esa alborada
que destellaba luz en primavera?
¡Esa, donde te di por vez primera
la más dulce pasión acrisolada!
¡Yo la recuerdo hoy! Fue llamarada
que iluminó nuestra nupcial ternura,
y me dejó libar de tu hermosura
en la flor de tu esencia perfumada.
¿Recuerdas? Eras pura y abnegada,
más pura que una virgen, que sus rezos.
Pero al afán de amor, de los excesos
sentiste tu vergüenza abochornada.
Y por eso te busco en la enlutada
y mísera distancia de mi ocaso.
Y te acierto en la luz de mi parnaso,
en las voces de mi alma acurrucada.
Adamis Barrios
Maracaibo/Venezuela
Lunes, 23 de febrero de 2.015.
Todos los derechos reservados
Busco en mis noches solas tu mirada,
tu perfume, tu aliento, tu locura,
y la dulce expresión de tu hermosura
que dejó en mi emoción su llamarada.
Te busca mi pasión desesperada
en mis trances de cálidos ensueños.
Allí... do se desborda por mis sueños
tu cálida caricia perfumada.
Busco tu amor, tu esencia, tu encantada
placida voz, que siempre me responde,
y me dice en ternuras ¿Dime dónde
puedo dejar mi vida enamorada?
Te busco en mí vivir, mi bien amada
y te siento profundo aquí en mi calma,
palpitando a torrentes en mi alma
donde vibras de amores consumada.
Revivo en mi mirada tu mirada
y en tus labios en flor, colmo mis besos.
Revivo en mi razón tus embelesos
y quedas en mi pecho, encadenada.
¿Recuerdas dulce amor esa alborada
que destellaba luz en primavera?
¡Esa, donde te di por vez primera
la más dulce pasión acrisolada!
¡Yo la recuerdo hoy! Fue llamarada
que iluminó nuestra nupcial ternura,
y me dejó libar de tu hermosura
en la flor de tu esencia perfumada.
¿Recuerdas? Eras pura y abnegada,
más pura que una virgen, que sus rezos.
Pero al afán de amor, de los excesos
sentiste tu vergüenza abochornada.
Y por eso te busco en la enlutada
y mísera distancia de mi ocaso.
Y te acierto en la luz de mi parnaso,
en las voces de mi alma acurrucada.
Adamis Barrios
Maracaibo/Venezuela
Lunes, 23 de febrero de 2.015.
Todos los derechos reservados