Cuando te invadan las penas,
y te inunde la añoranza,
cuando sientas por tus venas,
que corre la desconfianza.
Acuérdate de tu amigo,
el que te tiende la mano,
que te lleva a tu destino,
como haría un buen hermano.
Se me encoge el corazón,
cuando leo tu añoranza,
se me nubla la razón,
y rezo por la esperanza.
Y desde la lejanía,
ya siempre estará a tu lado,
para curar tu apatía,
con cariño y con agrado.
J.Gall