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APRENDIENDO A CONVIVIR
Esta historia es más común de lo que creemos, un día descubres que eres feliz con tu pareja y decides compartir tu vida a su lado. Convivir con alguien, aún cuando se le ame, no siempre resultará fácil, hay que pensar que por muy perfectos que sea el uno para el otro en ocasiones sentirán que son dos personas distintas, dos personas con diferentes maneras de vivir, y diferentes culturas.
Esta historia es para reflexionar:
De pronto me vi en mi casa con mi pareja, éramos tan felices que no me daba cuenta de nada, pero al pasar el tiempo me fui dando cuenta de lo distintos que éramos en todo, a mí me gustaba la casa limpia, al él le daba igual… No me gusta la cama deshecha, ni los platos siempre sucios, yo llegaba de mi trabajo y la casa era un asco, todo sucio, nada olía tan bien como cuando estaba sola, y yo nada decía… Me quedaba callada a ver si un día me sorprendía y estaban las cosas como yo quería.
Me estaba matando de angustia, éramos de diferentes culturas, los dos acostumbrados a vivir solos.
Todo se me hacía difícil, aquellas noches de largas conversaciones desaparecieron, ya no había tiempo para hablar, ni para reír, y todo estaba muy tenso.
Un día ya me colmé, miraba mi casa, mis cosas, todo estaba un desorden que no entendía, y él sentado allí como si nada… ¡y me enfurecí! Dije muchas cosas, algunas fuera de lugar, lloraba mucho porque había venido de otro país, había tratado de vivir con todas sus cosas y hasta soportar una familia que no me quería por ser “latina”, no me importaba pues total… yo estaba enamorada de él y él de mí.
Pero ese día fue la peor crisis que habíamos tenido, yo no quería nada, sólo pensaba en un avión que me llevara de vuelta a mi casa, a mi país. No podía creer que aún sin haberme llegado a casar ya ya no quería estar en ese estado, de estar cocinando, lavando, pasando malas noches por sus ronquidos, y más encima mi casa hecha un desastre… Hablamos mucho esa noche, me dio mucha pena, porque sé que es buen hombre y pienso que cualquier mujer sería feliz con él, pues es de un amor muy fiel, buena persona, lo que llamaríamos un “buenazo”.
Lo encontré muy triste después de que yo me desahogara hablando de todo y no queriendo nada. En ese momento que yo me quedé sola en mi cuarto y vi que se ha puesto a limpiar todo, a dejar las cosas como a mí me gustaba… y les diré que fueron sus buenas horas de la madrugada, y se presenta en mi cuarto tocando la puerta muy respetuoso y me dice “Te amo, por ti soy capaz de cambiar, quiero ser lo mejor para ti, sólo enséñame lo que necesitas que yo las haré…”
Bueno, ya se darán cuenta cual fue mi reacción, lo abracé, no le dije nada, sólo callé. Él sabe que yo le amo, pero también necesito que haga cosas mientras yo hago otras, que no se calle todas las cosas, que sea la persona que conocí hace unos años atrás, y en eso estoy… esta historia que les cuento es para que aprendamos a vivir en compañía, lo cual no es nada fácil. Sé que será un camino difícil, pero si él está dispuesto a cambiar yo también trataré de decir las cosas que no me gustan y no guardármelas por dentro hasta llegar a reventar.
Intentaré llevar adelante esta relación, pero deberá ser más comprometida y de más amor o lamentaré haber dejado mi casa, mi país, y venir a vivir al suyo, donde no todo ha sido fácil para mí…
Por amor a él lo haré, pero también por amor a él me puedo ir para no terminar odiándonos por no poder estar juntos.
¿Y ustedes amigas, qué piensan?
Creo que los hombres siempre dan por sentado que las mujeres estamos para hacer las cosas de la casa, que no sentimos, que no pensamos, o que somos robots que sólo nos alimentamos de la chatarra de la Televisión… Pues no, queremos más amor y más palabras para salir adelante o nos morimos de soledad.
Autor: "Shoshan"
(Derechos Reservados)
Diseño: "Doral"
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