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EL CLUB SECRETO PARA AMANTES ANONIMOS

Ha llegado el momento en que tratemos abiertamente un tema super-espinoso, con el cual, seguramente muchas mujeres del mundo se reflejarán fielmente, y a través del mismo, se descubrirán partícipes de ese “Rinconcito del mundo” llamado: “Paraíso Prohibido” y tristemente célebres o no, estas mujercitas han aprendido a ser valientes, a ser señaladas por la sociedad, a buscar su felicidad por los caminos más insospechados que jamás imaginaron atravesar en toda su vida, pero que la vida misma en su cotidianidad las ha colocado allí; para hacer propio un trocito de vida ajena, que ellas saben perfectamente que no les pertenece totalmente por derecho humano, pero que las circunstancias no les ha brindado otro modo de existencia.
Vayamos a la parte emotiva de este temita:
Una mujer por ejemplo que toda su vida ha defendido airosamente sus valores morales, sus principios básicos, sus estatutos de vida familiar, tradiciones, y reglas estrictas de un hogar constituido legítima o ilegítimamente (para el caso es, y resulta lo mismo), donde las normas de moralidad y buen juicio, se convirtieron (por necesidad), en prejuicios voluntarios e involuntarios.
Pero llega el día en que cansadas de estos rigurosos controles de represión milenaria o ancestral, sienten que les mutila sus aspiraciones de ser felices con el hombre que ellas seleccionaron para proyectarse como individuos libres y ejercer su derecho a amar. “Se sienten las chicas malas de la película”, “las celestinas clandestinas”, “Las queridas que viven a la sombra siempre”, “las otras”, “los platos de segunda mesa”, etc. sea porque: “El hombre de sus sueños está casado y vive con otra mujer”, “vive separado, pero sigue unido en matrimonio con su mujer”, “Está en proceso de divorcio y debe esperar a ser libre”, “Está libre pero sigue atado a compromisos económicos con la ex y sus propios hijos”.
O peor aún; cuando ya no hay compromisos legales con la ex, y es la ex misma la que sigue tratando de impedir a toda costa, que el hombre que fue su esposo, reconstruya su vida con la mujer que haya elegido nuevamente para ello. A Las mujeres que se arriesgan a convertirse en “Amantes”, no les importa realmente la manera cómo serán vistas por propios y extraños, ni la forma cómo serán tratadas por el hombre prohibido, o señaladas por la familia, o etiquetadas por la misma sociedad que las juzga y las condena, sin darles ni siquiera la oportunidad de defenderse.
Las amantes por lo general, son mujeres que conocen sus escasas posibilidades de llegar a convertirse en “Esposas Legítimas”, pero aún así, se atreven a ocupar un puesto transitorio o permanente, aunque vivan encerradas a piedra y lodo, cuidándose de todo y de todos y hasta de su propia sombra, aunque tengan que depender para todo del hombre que las toma como compañeras eventuales de vida. Tocan a la puerta, y ellas se entre asoman por las cortinas de su ventana, preguntando entre dientes: ¿Quién es?
Mujeres que viven como verdaderas ermitañas, las muñequitas de lujo que viven entre cuatro paredes esperando ilusionadas a su amor, se quedan a veces dormidas sobre la sopa, o como novias de rancho, vestidas y alborotadas porque el galán no llegó a dormir esa noche, porque le toca dormir a lado de la esposa cuernuda… ¡ah! Pero el señor les llamó por la madrugada (quizá cuando la esposa ya está dormida), para comunicarles que ¡ay!, el pobre “tiene mucho trabajo”, y hasta se dan el lujo de apagar los celulares para no ser localizados.
O bien; hay miles de esposas a las que ya se les acabó el amor. En su hogar todo se ha vuelto una rutina de mecanicidad, un hábito, una costumbre que las asfixia, las ahoga, las mata… y se meten a la internet para matar el tiempo, se encuentran con un galán que dice estar en la misma situación, y empiezan las confidencias: “Es que mi marido ya no me quiere”, “Es que ya no tenemos nada que hacer juntos”, “Es que ya no tenemos nada en común” “Es que me obliga, me maltrata, me golpea… voy a divorciarme, no lo soporto ronca como un león”.
Y por supuesto el galán saca sus mejores cartas adjudicando supuestos que tal vez ni existen: “Yo ya no soporto a mi mujer”, “Ella me utiliza, me exige, me manipula, me investiga, me revisa los bolsillos, me saca dinero, me checa el celular, es grosera, se puso obesa, es muy cochina, es muy desorganizada, una fodonga, una floja y es una bruja que lo único que quiere es tener quien la mantenga”…. ”Me siento desesperado”, “Quisiera tener a una mujer como tú”, “Tú si vales la pena, yo no sé cómo me casé con mi mujer, detesto hasta su forma de comer y parece una payasa con esas cosas que se embarra todas las noches en su cara, me da asco”
¿Resultados?… ¡La pobre mujer ya está contemplando posibilidades mentales en cuestión de milésimas de segundos!… ”¡Wow; qué afortunada soy, me encontré a mi alma gemela!”, “Este hombre sí me conviene, me dices cosas lindas, me valora, se ha fijado en mí, le gusto, me busca, me quiere, sí… ¡me quiere y yo puedo ocupar el lugar de su mujer!
Y sin pensarla dos veces, dos corazones se abrazan en suspiros profundos frente al computador, ya no hay nada que los haga retroceder, ya los flechó cupido, ya no quieren saber nada de su pareja, ni de sus hijos, ni del qué dirán, o qué pasará, porque allí mismito se les congestiona el entendimiento y se les entume la razón… ¡Se sienten enamorados, atraídos, correspondidos ilusamente!
He allí dos candidatos más para “El Club Secreto de Amantes Anónimos”, ya no hay vuelta de hoja, ya no hay poder humano que les haga cambiar de opinión, aunque también el corazón y la razón resulten divorciados.
¿Pero qué pasa cuando el corazón quiere y exige reconciliarse con su propia razón?
¿Qué pasa cuando la realidad les resulta aplastante y se dieron cuenta que no había tal amor y se les rompió el encanto?
Millones de hogares en el mundo se rompen también por los impulsos de un momento, o muchos instantes de soledad o abandono, por la incompatibilidad de caracteres, por los sueños del hombre y de la mujer de sentirse con una nueva ilusión en su corazón, de sentirse rejuvenecidos como colegiales con su corazón lleno de amor, pero su razón y su conciencia les lascera las entrañas, saben que están haciendo mal ¿pero cómo dejarlo?, ¿cómo renunciar a la dulce delicia del amor prohibido?
Amigas queridas; rescatemos nuestros sueños pero también la cordura y la dignidad, empezando por poner los pies sobre la tierra. Si ya un matrimonio de plano no funcionó, ¿por qué no hablarlo con nuestros compañeros? ¿por qué no poner claramente las cartas sobre la mesa? ¿por qué no separarse legalmente para no tener que atravesar la penosa necesidad de convertirnos en “amantes” o miembros de un Club Secreto o Clandestino que nos hará sentirnos peores?
Nos gustaría conocer sus valiosas opiniones al respecto.
Nuestro respeto y cariño.

Autor: "Doral"
(Derechos Reservados)
Diseño: "Doral"
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