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El diario de Malco
El diario de Malco
No he dormido en varios días, si no fuera por la sangre en mi ropa me aferraría a la idea de que todo fue un sueño, pero no es solo el recuerdo, hay algo que no logro explicar, desde aquella noche cuando me tocó, ya no he sido el mismo, no logro quitar de mi mente esa imagen en el monte, las tres cruces, este hombre inocente en el centro, (porque yo sabía que era inocente, yo estuve presente cuando le pagaron a los testigos falsos para que hablaran contra Él) y aún así, sus palabras en la cruz fueron de perdón y de amor, ¿Cómo que no sabíamos lo que hacíamos? ¡Si lo sabíamos! Pero su amor fue más grande y desde esa cruz nos perdonó, creo que tengo que buscarlo, encontrarlo, aunque no sé lo que le diría.
Todo comenzó la noche en que fue arrestado. Yo no sé por que fui, ya estaba durmiendo cuando escuché el bullicio, estaban preparándose para algo importante, fue Caifás quien me llamó, "¡Malco, Malco! Vamos, necesitamos ayuda hay que arrestar al revoltoso", pasaron unos momentos antes de poder organizar mis ideas, arrestar, revoltoso, ayuda, ¡claro! Habían decidido arrestar al Carpintero, al que muchas veces llamamos Maestro, ¿Pero, por que ayuda?, Si este Hombre no parece ser peligroso, es mas, siempre que lo escuché hablar mencionó el perdón y el amor como las cosas más importantes en la vida, en fin, me puse las sandalias apresurado porque ya salían y me uní a ellos, después de todo yo solo soy el siervo de Caifás y lo que él diga debe de estar bien.
En el camino los ánimos se fueron caldeando, hasta quisieron golpear a un hombre que se nos unió, solamente porque alguien gritó que lo había visto con el Carpintero, Caifás tuvo que intervenir para calmarlos, ahí supimos que ese hombre era el que identificaría al "revoltoso" (como insistía en llamarle Caifás) en la oscuridad de la noche, ¿Con un beso?, que forma más extraña para entregar a un hombre, todo eso hizo que yo me fuera adelantando hasta quedar al frente del grupo, no quería perderme un detalle, tenía que ser testigo del arresto, ¿por qué?, ¿fidelidad a Caifás?, ¿morbosidad?, ¿sería que Dios me impulsó a ir adelante?, no sé.
Por fin llegamos al lugar, yo esperaba una casa o algún mesón, pero no, ahí estaba en medio de un huerto, varios hombres le acompañaban, parecía que dormían, el hombre que se nos había unido, creo que lo llamaron Judas, se adelantó y le besó, en ese momento se formó una gran confusión, mientras Caifás gritaba "arréstenlo, arréstenlo", uno de los que dormía se levantó, yo solo vi el reflejo de las antorchas en la espada que dirigía hacia mi, apenas tuve tiempo de cerrar mis ojos, sentí un calor intenso en el lado derecho de mi rostro, el terror se apoderó de mi, sangre, gritos, y ahí en el suelo, apenas la pude reconocer, estaba mi oreja, no tuve tiempo de nada, el Carpintero habló y todos caímos ante la potencia de su voz, se acercó a mí y pude ver su rostro, parecía triste, angustiado, sus ojos parecían los de un niño que ha estado llorando, se inclinó tomó la oreja del suelo y puso su mano al lado de mi rostro, fue como si el tiempo se hubiera detenido, sentí la paz más profunda, el amor más grande, algo inexplicable, el bullicio cesó, solo pude escuchar su voz, su dulce y poderosa voz, diciendo: "Malco no temas", se fue el dolor, el temor y asombrosamente mi oreja estaba en su lugar.
Se lo llevaron, sus amigos huyeron, y yo no pude decir nada. Ahora sé que le diría si lo encuentro, gracias ¡eso es!, gracias, y no por sanar mi oreja, sino por amarme y perdonarme desde esa cruz. Lo buscaré, lo haré sin cesar, con mucho mas razón ahora que he hablado con algunos de sus amigos y aseguran que ha resucitado, que ellos mismos han estado con Él. No creo que haya nada más importante en mi vida ahora, ¡Gracias Maestro!, ¡Gracias!
Autor Desconocido
ONE MAN'S DREAM
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