LO QUE CUESTA SER CRISTIANO
Lucas, 14:26 "Si alguno de los que me siguen no aborrece a su padre y a su madre, y a la mujer, y a los hijos, y a los hermanos, y aún a su vida misma, no puede ser mi discípulo" 27: "Y el que no carga con su cruz, y no me sigue, tampoco puede ser mi discípulo" 28: "Porque ¿quien de vosotros queriendo edificar una torre, no echa primero despacio sus cuentas para ver si tiene el caudal necesario con que acabarla?".
¿A que cuentas y a que caudal se refería Cristo?
Las cuentas son las pruebas y dificultades, muy difíciles algunas que los cristianos debemos pasar para hacer conocer su verdadero evangelio.
Hechos, 9:16 "Y yo le haré ver cuántos trabajos tendrá que padecer por mi nombre".
Sin ninguna duda los verdaderos cristianos ya hemos aprendido a evaluar los gastos o cuentas que debemos afrontar para ser discípulos de Cristo.
Tenemos orgullo del gran caudal que nos fortalece y ayuda a superarlo: el espíritu santo de Dios.
Servimos fielmente con toda nuestra fe a Dios y su Hijo, siempre firmes a favor de los principios cristianos y la voluntad divina.
Ellos a su vez bendicen nuestro trabajo y fidelidad con una gran recompensa, la salvación del pecado, y aunque nuestro cuerpo se vaya desmoronando, nuestro espíritu se va renovando día a día, porque esos trabajos que "padecemos" en nombre de Cristo, y el "caudal" que ponemos para terminar esa tarea, son aflicciones breves y ligeras de la vida presente pero que nos llevan a encontrar la gloria eterna, incomparable y sublime.
Por amor a Cristo podemos perder muchas cosas, pero las miramos como basura, a cambio de ganar al Señor y llegar a la resurrección de los muertos.
Hay que aprender a saber usar de esos gastos para servir a Dios.
LEONOR
