La gracia es el don divino que Dios nos dá, y a través de ella nos convertimos en sus hijos y herederos del cielo, siendo partícipes de la vida divina, (2Pedro, 1:4), uniéndonos al cuerpo místico de Cristo, él vive en nosotros, y nosotros en él.
"Y siendo hijos, somos también herederos: herederos de Dios, y coherederos con Cristo, con tal, no obstante, que padezcamos con él a fin de que seamos con él glorificados". (Romanos, 8:17).
"Así por la gracia de Dios, ya no eres esclavo, sino hijo, y si eres hijo, eres también heredero". (Gálatas, 4:7)
La gracia es una fuerza moral que nos lleva a hacer el bién evitando el mal.
Es una ayuda de Dios para que podamos alcanzar la vida eterna, ya que solos no podemos cumplir con las obligaciones que nuestro Padre celestial nos pide, porque es superior a nuestras fuerzas humanas.
Necesitamos de esa gracia para la salvación, pero debemos poner toda nuestra voluntad para hacernos merecedores de ella, y Dios no nos la negará, sino que nos irá aumentando las gracias que nos ayudarán a practicar las buenas obras para poder alcanzar el cielo.
LEONOR