"Los clavos de Cristo"
El Cristo arrancó
los cuatro clavos
que le mantenían
sujeto al madero y salió
caminando del templo
sin mirar atrás.
Abominó del espectáculo
imagen de la tortura
que precede al resucitado,
ese que los hombres practican
adorando en rituales caducos.
El Cristo, heridas sus manos,
aún con sangre entre los dedos,
se mezcló entre las gentes
mas éstas no le reconocieron…
Entristecido salió caminando
mientras en el templo
sólo quedaron los clavos
ensangrentados y el madero…
©Roberto Santamaría