Querida Gabriela, sabemos que estás pasando momentos muy difíciles, la salud de tu familia por ejemplo.
Pero aquí todos tus amigos hemos levantado la voz al cielo, para rogar por ti.
Y estamos seguros de que Dios nunca abandona a sus hijos y menos en las pruebas duras de la vida.
El soberano del universo, el Dios altísimo mandará a sus ángeles para llevarte de la mano,
y pronto vas a recuperar fuerzas para seguir adelante. Verás farolas encendidas en tu camino
para que tus pies no tropiecen en piedra alguna.
¡Dios mío, dadle fuerzas y toda lucidez para que pueda vencer los obstáculos que hoy
perturban su vida!...Así como levantaste a Lázaro de la tumba, esperamos
que se repita este magnífico suceso otra vez en el hogar de nuestra querida
Gabriela. Y ya lo doy por hecho.
Qué Dios esté contigo querida Gabriela, siempre te queremos. Un abrazo fuerte.