Aunque ande en valle de sombra de
muerte, no temeré mal alguno,
porque Tú estarás conmigo; tu
vara y tu cayado me infundirán aliento.
Dulcísimo Jesús, que dijisteis:
"Yo soy la Resurrección y la Vida", que recibiendo y llevando en Vos nuestras enfermedades, curabas las dolencias de cuantos se acercaban, a Ti acudo para implorar de tu Divino Corazón a favor de los enfermos, suplicándote por intercesión de tu Santísima Madre, la bienaventurada siempre Virgen María, salud de los enfermos, quieras aliviar y sanar en la presente enfermedad a tu siervo (.....) si es conveniente para su bien espiritual y el de mi alma.
Señor Jesús, que al funcionario real que te decía: "Venid, Señor, antes que mi hijo muera", le respondisteis: "Vete, tu hijo vive", te pedimos: Cúbrelo con tu amoroso manto de sanación para que reciba todas tus beniciones.
Señor Jesús, que al ciego de Jericó sentado junto al camino, te decía en alta voz: "Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí", le respondiste:
"Recupera tu vista, tu fe te ha salvado", y al momento vió, te pedimos...
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que diciendo : "Sé limpio", limpiaste al leproso, que te decía suplicante: "Señor, si quieres puedes límpiarme". En ti confiamos.
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que librasteis al mudo poseído del demonio, hablando luego con admiración a las turbas el que antes era mudo. Hoy reclamamos tu amorosa presencia...
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que sanaste al enfermo que llevaba treinta y ocho años de su enfermedad, junto a la piscina de las ovejas, diciéndole: "Levántate, toma tu camilla y anda", y anduvo. Porque confiamos en tu poderosa Palabra:
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que delante del hijo muerto de la viuda de Naím, enternecido, dijiste a la madre: "No llores"; y tocando el féretro, añadiste: "Joven, a ti te digo, levántate"; entregándolo luego vivo a su madre, porque también nosotros creemos y esperamos de Ti...
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que dijisteis: "Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados".
Sánalo, Señor...
Señor Jesús, que dijisteis: "En verdad, en verdad te digo, que todo cuanto pidieras al Padre, en mi Nombre, os lo dará"... Porque tenemos y creemos en tu promesa...
¡Sánalo, Señor!
Omnipotente y Sempiterno Dios, porque eterna es la salud de los que creen, escúchanos en bien de tus siervos enfermos, por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia.
Dejamos ante Ti la promesa de que al fin recobrada la salud de (....), iremos hasta tu casa en ferviente acción de gracias ofreciendo la promesa de vivir el nuevo tiempo respetando tus mandamientos.
Por Cristo Nuestro Señor.
Así sea.
SANDRA
muerte, no temeré mal alguno,
porque Tú estarás conmigo; tu
vara y tu cayado me infundirán aliento.
Dulcísimo Jesús, que dijisteis:
"Yo soy la Resurrección y la Vida", que recibiendo y llevando en Vos nuestras enfermedades, curabas las dolencias de cuantos se acercaban, a Ti acudo para implorar de tu Divino Corazón a favor de los enfermos, suplicándote por intercesión de tu Santísima Madre, la bienaventurada siempre Virgen María, salud de los enfermos, quieras aliviar y sanar en la presente enfermedad a tu siervo (.....) si es conveniente para su bien espiritual y el de mi alma.
Señor Jesús, que al funcionario real que te decía: "Venid, Señor, antes que mi hijo muera", le respondisteis: "Vete, tu hijo vive", te pedimos: Cúbrelo con tu amoroso manto de sanación para que reciba todas tus beniciones.
Señor Jesús, que al ciego de Jericó sentado junto al camino, te decía en alta voz: "Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí", le respondiste:
"Recupera tu vista, tu fe te ha salvado", y al momento vió, te pedimos...
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que diciendo : "Sé limpio", limpiaste al leproso, que te decía suplicante: "Señor, si quieres puedes límpiarme". En ti confiamos.
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que librasteis al mudo poseído del demonio, hablando luego con admiración a las turbas el que antes era mudo. Hoy reclamamos tu amorosa presencia...
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que sanaste al enfermo que llevaba treinta y ocho años de su enfermedad, junto a la piscina de las ovejas, diciéndole: "Levántate, toma tu camilla y anda", y anduvo. Porque confiamos en tu poderosa Palabra:
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que delante del hijo muerto de la viuda de Naím, enternecido, dijiste a la madre: "No llores"; y tocando el féretro, añadiste: "Joven, a ti te digo, levántate"; entregándolo luego vivo a su madre, porque también nosotros creemos y esperamos de Ti...
¡Sánalo, Señor!
Señor Jesús, que dijisteis: "Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados".
Sánalo, Señor...
Señor Jesús, que dijisteis: "En verdad, en verdad te digo, que todo cuanto pidieras al Padre, en mi Nombre, os lo dará"... Porque tenemos y creemos en tu promesa...
¡Sánalo, Señor!
Omnipotente y Sempiterno Dios, porque eterna es la salud de los que creen, escúchanos en bien de tus siervos enfermos, por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia.
Dejamos ante Ti la promesa de que al fin recobrada la salud de (....), iremos hasta tu casa en ferviente acción de gracias ofreciendo la promesa de vivir el nuevo tiempo respetando tus mandamientos.
Por Cristo Nuestro Señor.
Así sea.
SANDRA