
Buen día Señor.
Recostada en penumbras
escuchando los sonidos de la noche,
te veo Señor, si…ahí estás
con tu dulce mirada, sin reproche.
Es que he aprendido Maestro,
es de ti todo lo que tengo,
lo que soy te debo,
ya de soberbia no peco
tu humildad es hoy mi ejemplo.
Sé que mi vida no fue un modelo,
hasta te negué en un momento,
por eso, hoy no pido solo espero,
pues tú me has dado más de lo que merezco.
Así es que cada mañana digo: “Buen día Señor”.
Y a la noche: “gracias por el día de hoy”
LoKuRa.
Abril 2010.
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