Seis Poemas sobrenaturales
Publicado: Sab Oct 22, 2011 12:39
Los cautivos
I
Las tinieblas asolan vuestras almas
hasta lograr llevárselas cautivas,
para oprimir los cuerpos y secarlos
como si fuesen árboles sin vida.
En aquellas prisiones se nos cortan
las alas, y se abaten nuestros ojos,
y el corazón herido se quebranta
hasta quedar en ruina y desolado.
!Que moradas tan tristes, señor mío,
atraviesan de angustia nuestra vida,
cuando el diablo esclaviza nuestras almas!
Ya cautivos, amamos el pecado,
ignoramos a Dios, y lo sacamos
para siempre de vuestro entendimiento.
Ataduras
II
Dos legiones activas en la tierra,
acaparando están a los vivientes.
Pertenecen a dos reinos Distintos,
y expanden diferentes radiaciones.
Imita, Satanás, y une las formas
para unir lo invisible y lo visible
maldiciendo a los hombres y a la tierra,
con el poder que sueltan las palabras
El enemigo brama en las ciudades
y en los infiernos atan los demonios
para causarles mal a las personas .
Los hechiceros atan en la tierra
y levanta diseños en las casas,
para poder echar el mundo al suelo.
Las serpientes
III
En los árboles secos se cuelgan las serpientes.
Ya la noche madura, ya reseca la vida;
si el mundo despertara moriría de asombro
al ver a los demonios brincar de rama en rama.
¿Que de bueno sacude la noche sin estrellas?
ya los Ángeles moran trepados en el hombre
y someten instintos bestiales y malignos.
¿Hacia donde miramos, si el mundo yace muerto?
Nuestro cuerpo es guarida de lobos y chacales.
Nuestras almas perecen en su cárcel oscura.
El diablo nos cautiva por falso entendimiento.
Se ha llenado la tierra de idolatría y sombra.
Y el monje se persigna bajo un misero día.
Y todo el pueblo mira tinieblas en sus ojos.
Las puertas
IV
Dios diseñó las puertas de los cielos,
las obras de la vida y la pureza,
y edificó las cámaras secretas
que habitarán los seres infernales.
Las puertas del infierno y de la muerte
nos producen pesar y escalofrío,
y desiste la mente imaginarlas,
por temor a encontrarlas verdaderas,
Perpleja oscuridad, lugar profundo,
reteniendo las almas laceradas,
y evaporando agonizantes quejas.
Son las sombras perversas de la muerte,
fragmentando vivientes con sus garras
para extender el reino del demonio.
Alma doliente
V
No tienes que estar muerto para ser poseído.
El diablo une la tierra y el infierno,
y despliega sus aromas malditas
en el oscuro asombro del espanto.
Sus obras son visibles en la tierra,
y su misión extensa y deprimente.
Escucha claramente la voz de los demonios,
y sabrás que diseñan tu destrucción eterna.
Sus obras se construyen con maldad y con odio,
y su crueldad se expande sobre el alma doliente,
quizá ya este cautiva, y tu no te das cuenta,
por eso aveces piensas que vives un infierno.
Y es que dos reinos fuertes siempre están tironeándonos
esperando tenernos de su lado…
Ciudad populosa
VI
La ciudad populosa quedó viuda,
y el canto del profeta se llenó de amargura.
y amargamente llora cada noche
y sus lagrimas corren como ríos.
Abatida quedaste por impía.
Y quedaron las piedras del santuario esparcidas,
como palomas tristes y abatidas.
Tus hermosas calzadas tienen luto,
y tus hombres de guerra tienen hambre,
y suspirando van, buscando pan y agua,
para fortalecer su cuerpo triste.
¡Te oscureció el señor en su furor,
y quedaste callada y consumida!
Los hijos imploraban por el trigo y el vino,
mientras desfallecían en las calles
polvosas, con sus cuerpos dolidos y resecos.
I
Las tinieblas asolan vuestras almas
hasta lograr llevárselas cautivas,
para oprimir los cuerpos y secarlos
como si fuesen árboles sin vida.
En aquellas prisiones se nos cortan
las alas, y se abaten nuestros ojos,
y el corazón herido se quebranta
hasta quedar en ruina y desolado.
!Que moradas tan tristes, señor mío,
atraviesan de angustia nuestra vida,
cuando el diablo esclaviza nuestras almas!
Ya cautivos, amamos el pecado,
ignoramos a Dios, y lo sacamos
para siempre de vuestro entendimiento.
Ataduras
II
Dos legiones activas en la tierra,
acaparando están a los vivientes.
Pertenecen a dos reinos Distintos,
y expanden diferentes radiaciones.
Imita, Satanás, y une las formas
para unir lo invisible y lo visible
maldiciendo a los hombres y a la tierra,
con el poder que sueltan las palabras
El enemigo brama en las ciudades
y en los infiernos atan los demonios
para causarles mal a las personas .
Los hechiceros atan en la tierra
y levanta diseños en las casas,
para poder echar el mundo al suelo.
Las serpientes
III
En los árboles secos se cuelgan las serpientes.
Ya la noche madura, ya reseca la vida;
si el mundo despertara moriría de asombro
al ver a los demonios brincar de rama en rama.
¿Que de bueno sacude la noche sin estrellas?
ya los Ángeles moran trepados en el hombre
y someten instintos bestiales y malignos.
¿Hacia donde miramos, si el mundo yace muerto?
Nuestro cuerpo es guarida de lobos y chacales.
Nuestras almas perecen en su cárcel oscura.
El diablo nos cautiva por falso entendimiento.
Se ha llenado la tierra de idolatría y sombra.
Y el monje se persigna bajo un misero día.
Y todo el pueblo mira tinieblas en sus ojos.
Las puertas
IV
Dios diseñó las puertas de los cielos,
las obras de la vida y la pureza,
y edificó las cámaras secretas
que habitarán los seres infernales.
Las puertas del infierno y de la muerte
nos producen pesar y escalofrío,
y desiste la mente imaginarlas,
por temor a encontrarlas verdaderas,
Perpleja oscuridad, lugar profundo,
reteniendo las almas laceradas,
y evaporando agonizantes quejas.
Son las sombras perversas de la muerte,
fragmentando vivientes con sus garras
para extender el reino del demonio.
Alma doliente
V
No tienes que estar muerto para ser poseído.
El diablo une la tierra y el infierno,
y despliega sus aromas malditas
en el oscuro asombro del espanto.
Sus obras son visibles en la tierra,
y su misión extensa y deprimente.
Escucha claramente la voz de los demonios,
y sabrás que diseñan tu destrucción eterna.
Sus obras se construyen con maldad y con odio,
y su crueldad se expande sobre el alma doliente,
quizá ya este cautiva, y tu no te das cuenta,
por eso aveces piensas que vives un infierno.
Y es que dos reinos fuertes siempre están tironeándonos
esperando tenernos de su lado…
Ciudad populosa
VI
La ciudad populosa quedó viuda,
y el canto del profeta se llenó de amargura.
y amargamente llora cada noche
y sus lagrimas corren como ríos.
Abatida quedaste por impía.
Y quedaron las piedras del santuario esparcidas,
como palomas tristes y abatidas.
Tus hermosas calzadas tienen luto,
y tus hombres de guerra tienen hambre,
y suspirando van, buscando pan y agua,
para fortalecer su cuerpo triste.
¡Te oscureció el señor en su furor,
y quedaste callada y consumida!
Los hijos imploraban por el trigo y el vino,
mientras desfallecían en las calles
polvosas, con sus cuerpos dolidos y resecos.