
Tu amor es mi abrigo...
(parrandillas entrelazadas)
Uniendo nuestras dos palmas
las llevamos hacia el pecho
siendo su natural lecho
cuando buscamos la calma.
Se visualiza una luz
a quien yo llamo Jesús;
el corazón siempre llama
a quien ama.
Se aclama
de rodillas, de pie o en cama
y el fervor se hace presente
en el alma , cuerpo y mente.
Es algo maravilloso
el sentir ser tan querido
y también ser protegido
por un amor tan grandioso.
Verónica

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Enero/17/2012