GUERRA
Publicado: Sab Oct 13, 2012 15:58
"Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas." — Voltaire.
¡¡¡Ah!!!, bélico grito nuestro es este canto en la trompeta,
Que radiante bajo el imperativo inexcusable en Clave de Sol
Brilla el fulgente y rabioso ojo del maldito santo: es el poeta.
No es el amor quien al enfermo en kamikaze transforma
Ni en suicida a quien dócil porta en su leve frente la fiebre;
Es un Demonio, mil rostros y una máscara, Goliath, le dicen
En Jerusalén; Legión, lo llaman en Nazaret; el gigante, el fuerte,
El magnánimo: a quien hay que decapitar. Impíos somos;
Somos el verdugo. Y tras una expedición astral al Tíbet
Retornaremos con la fuerza de trescientos guerreros espartanos.
Venceremos. Pero hoy estamos en guerra. Tiempos de caos
Reinan impasibles en nuestro corazón, en nuestra magnánima
Ánima celeste cual el Ángel que del Cielo ha sido desterrado.
Venceremos, he dicho, y estamos listos para luchar. Sí.
Tengo la sangre de Aquiles y de Alejandro Magno batallando
Entre mis venas. Yo sólo contra todos los ejércitos del mundo.
Estoy seguro saldría victorioso. Donde nace el Sol nace mi Amor.
El Gran Demonio en los Abismos es el Rey. Miro adentro mío,
Y me digo: es hora de tomar la Bastilla. Y nada de cobardía.
Ten la fuerza de un guerrero y la voluntad de todos los dioses.
Nosotros, los propensos a la aventura, no conocemos nada
Sobre el destino, aunque le hayamos visto sus ojos.
Nos lanzamos hacia los avernos: el fuego nos llama.
Pues la Luz se esconde en las Tinieblas para que así sólo
El valiente se adentre a la fiera de la bruma a portarla,
A encontrarla, a verla, a poseerla, cual la madre en cien años
En la diáspora ha encontrado a su hijo perdido en el desierto.
Cada letra es un soldado, cada verso una línea en formación,
Cada estrofa un batallón; todo poema es un ejército.
Los capataces moran en el título, y yo - soy - Dios.
¿Estamos dispuestos a derramar demasiada sangre en sacrificio?
¡Ah, la sangre!, la bebida favorita de los dioses. ¡Sed divina!,
Sea así nuestra sed la Gloria por sobre nosotros mismos,
Sea así, Guerreros del Inframundo, la sagrada voluntad.
Mañana estaremos barriendo cadáveres y recolectando carne,
Empero hoy es el Día. La Revolución ha comenzado.
Límpido es el Amor cual el azul del Cielo cuna de mil soles,
No posee artillería, no nos daña, no injuria ni lastima,
Viles papeles encarnan las cientos de pasiones que, contaminadas,
Nos corroen por la arteria, apegadas a la dermis de Legión.
Sólo tras su asesinato disfrutaremos de la sacra calma
Del universo, es el destino del guerrero ser un héroe.
Laureados por Apolo y Marte, no viajamos desde Plutón
Para fracasar: la victoria será nuestra, y nos embriagaremos
Tras ella. — Carmines fantasmas cual fatales perfumes
Se escapan del cutáneo del Demonio; ellas, son al Dorado Cielo
Lo que las piedras son al Camino de la Vida; no las menosprecies,
Pero sé diferenciar. A menudo el gentío simplemente abstrae
Al sacro Azul del Cielo, no, debemos ser meticulosos, ¡nuestros
Propios científicos!, analizarlo, analizarnos, verlo, comprenderlo.
Entendernos y así no ser esclavos de las circunstancias.
Parasitismo emocional: "del amor al odio hay un sólo paso."
¡Bazofia!; una vez que se ama, colega, se ama para siempre.
Prueba irrefutable de la eternidad. ¡Entiéndeme, lector!,
Lo eterno existe. Y tú eres mi compañero. ¡Avancemos!.
¿Cómo podría el Amor llevar a la muerte?, ¡Ah...!, vileza:
Romeo y Julieta es un contra-ejemplo; Titanic, un ejemplo.
Mas sí, existen pasiones pulcras, empero se manifiestan
En nosotros una vez estemos en calma con nosotros mismos,
En Paz, en un total sentido de Armonía: nuestras energías,
Nuestros elementos. ¡El Éter en la Noche es nuestra meta!.
Hogaño, el sistema consumista y conformista al trabajo
Interno desalienta, ¡desdichada sea la maldita burguesía!,
Razón por la cual a grandes rasgos enajenada y alienada
Vive la ciega humanidad. "Hasta que la muerte nos separe",
Dicen, y se divorcian. El amor que se apaga, que se disuelve,
No es amor. — ¡Te escucho, hermano!, ¡y no!, excusa
Es la utopía para los burgueses que tan miserablemente
Débiles y cobardes son esos gusanos que con gula esperan
Que nosotros seamos igual de imbéciles que ellos. Mientras
Menos gente crea en la «utopía», más alentarán sus inconscientes
Al conformismo. La pasividad no es una virtud, la paciencia
Sí lo es. No obstante el suicida, ¿es paciente?, porque,
Evidentemente, hay algo que el suicida no soporta,
Y no se lleva bien con la espera, ¡ah...! ¿por qué temer?,
¡Oh, qué me iluminen los dioses y el Oráculo de Delfos!,
¡Ah...!, ¿por qué escapar?; hay que soportar, cual un guerrero
Hasta la muerte (que las Moiras tejerán nuestro destino),
O morir en batalla en mil minutos de gloria bajo el sol de la
Felicidad metáfora del horizonte, o vivir arrodillados cual
Pésimos pusilánimes mil siglos escondidos en una trinchera:
Las batallas más importantes se dan en nuestro interior,
He dicho. EL sufrimiento, hermanos, es un gran maestro,
Pero nuestro deber no es contemplarlo más no extraer nada
De él, justamente, es, APRENDER de él, y superarlo.
Valentía; abstracta auto-anaplastia, del hálito de la vida
Hacia la piel del alma, degollamos a todos los uxoricidas.
Voluntad; poder divino del ánima de la Deidad desciende,
Centelleando mil chispas divinas en una pupila de corcel.
Convicción; lavamos nuestro rostro en fresca y diáfana agua
Bendita por los Conserjes del Olimpo, en elección: ateniense
Jofaina de cerámica por apacibles manos moldeadas, madres
Sagradas del Hombre que empuña la espada, reina de las amazonas.
Consciencia y Elección: Gloria. Mil décadas en una noche eterna;
La brizna perla a las rosas: y un singular: y sólo un cante jondo.
Sin ecos de la seo, nadie reza por nosotros: solitarios inmortales.
Honor; conquistaremos todos los infiernos, no habrá Abismo
Que se nos resista, poblaremos el Vacío en llamas, las tierras
Del Pandemónium conocerán el filo de mi Acero. Y en sacrílego
Cateo tomaremos el Averno, arderá, y nosotros renaceremos.
¡¡¡Ah!!!, bélico grito nuestro es este canto en la trompeta,
Que radiante bajo el imperativo inexcusable en Clave de Sol
Brilla el fulgente y rabioso ojo del maldito santo: es el poeta.
No es el amor quien al enfermo en kamikaze transforma
Ni en suicida a quien dócil porta en su leve frente la fiebre;
Es un Demonio, mil rostros y una máscara, Goliath, le dicen
En Jerusalén; Legión, lo llaman en Nazaret; el gigante, el fuerte,
El magnánimo: a quien hay que decapitar. Impíos somos;
Somos el verdugo. Y tras una expedición astral al Tíbet
Retornaremos con la fuerza de trescientos guerreros espartanos.
Venceremos. Pero hoy estamos en guerra. Tiempos de caos
Reinan impasibles en nuestro corazón, en nuestra magnánima
Ánima celeste cual el Ángel que del Cielo ha sido desterrado.
Venceremos, he dicho, y estamos listos para luchar. Sí.
Tengo la sangre de Aquiles y de Alejandro Magno batallando
Entre mis venas. Yo sólo contra todos los ejércitos del mundo.
Estoy seguro saldría victorioso. Donde nace el Sol nace mi Amor.
El Gran Demonio en los Abismos es el Rey. Miro adentro mío,
Y me digo: es hora de tomar la Bastilla. Y nada de cobardía.
Ten la fuerza de un guerrero y la voluntad de todos los dioses.
Nosotros, los propensos a la aventura, no conocemos nada
Sobre el destino, aunque le hayamos visto sus ojos.
Nos lanzamos hacia los avernos: el fuego nos llama.
Pues la Luz se esconde en las Tinieblas para que así sólo
El valiente se adentre a la fiera de la bruma a portarla,
A encontrarla, a verla, a poseerla, cual la madre en cien años
En la diáspora ha encontrado a su hijo perdido en el desierto.
Cada letra es un soldado, cada verso una línea en formación,
Cada estrofa un batallón; todo poema es un ejército.
Los capataces moran en el título, y yo - soy - Dios.
¿Estamos dispuestos a derramar demasiada sangre en sacrificio?
¡Ah, la sangre!, la bebida favorita de los dioses. ¡Sed divina!,
Sea así nuestra sed la Gloria por sobre nosotros mismos,
Sea así, Guerreros del Inframundo, la sagrada voluntad.
Mañana estaremos barriendo cadáveres y recolectando carne,
Empero hoy es el Día. La Revolución ha comenzado.
Límpido es el Amor cual el azul del Cielo cuna de mil soles,
No posee artillería, no nos daña, no injuria ni lastima,
Viles papeles encarnan las cientos de pasiones que, contaminadas,
Nos corroen por la arteria, apegadas a la dermis de Legión.
Sólo tras su asesinato disfrutaremos de la sacra calma
Del universo, es el destino del guerrero ser un héroe.
Laureados por Apolo y Marte, no viajamos desde Plutón
Para fracasar: la victoria será nuestra, y nos embriagaremos
Tras ella. — Carmines fantasmas cual fatales perfumes
Se escapan del cutáneo del Demonio; ellas, son al Dorado Cielo
Lo que las piedras son al Camino de la Vida; no las menosprecies,
Pero sé diferenciar. A menudo el gentío simplemente abstrae
Al sacro Azul del Cielo, no, debemos ser meticulosos, ¡nuestros
Propios científicos!, analizarlo, analizarnos, verlo, comprenderlo.
Entendernos y así no ser esclavos de las circunstancias.
Parasitismo emocional: "del amor al odio hay un sólo paso."
¡Bazofia!; una vez que se ama, colega, se ama para siempre.
Prueba irrefutable de la eternidad. ¡Entiéndeme, lector!,
Lo eterno existe. Y tú eres mi compañero. ¡Avancemos!.
¿Cómo podría el Amor llevar a la muerte?, ¡Ah...!, vileza:
Romeo y Julieta es un contra-ejemplo; Titanic, un ejemplo.
Mas sí, existen pasiones pulcras, empero se manifiestan
En nosotros una vez estemos en calma con nosotros mismos,
En Paz, en un total sentido de Armonía: nuestras energías,
Nuestros elementos. ¡El Éter en la Noche es nuestra meta!.
Hogaño, el sistema consumista y conformista al trabajo
Interno desalienta, ¡desdichada sea la maldita burguesía!,
Razón por la cual a grandes rasgos enajenada y alienada
Vive la ciega humanidad. "Hasta que la muerte nos separe",
Dicen, y se divorcian. El amor que se apaga, que se disuelve,
No es amor. — ¡Te escucho, hermano!, ¡y no!, excusa
Es la utopía para los burgueses que tan miserablemente
Débiles y cobardes son esos gusanos que con gula esperan
Que nosotros seamos igual de imbéciles que ellos. Mientras
Menos gente crea en la «utopía», más alentarán sus inconscientes
Al conformismo. La pasividad no es una virtud, la paciencia
Sí lo es. No obstante el suicida, ¿es paciente?, porque,
Evidentemente, hay algo que el suicida no soporta,
Y no se lleva bien con la espera, ¡ah...! ¿por qué temer?,
¡Oh, qué me iluminen los dioses y el Oráculo de Delfos!,
¡Ah...!, ¿por qué escapar?; hay que soportar, cual un guerrero
Hasta la muerte (que las Moiras tejerán nuestro destino),
O morir en batalla en mil minutos de gloria bajo el sol de la
Felicidad metáfora del horizonte, o vivir arrodillados cual
Pésimos pusilánimes mil siglos escondidos en una trinchera:
Las batallas más importantes se dan en nuestro interior,
He dicho. EL sufrimiento, hermanos, es un gran maestro,
Pero nuestro deber no es contemplarlo más no extraer nada
De él, justamente, es, APRENDER de él, y superarlo.
Valentía; abstracta auto-anaplastia, del hálito de la vida
Hacia la piel del alma, degollamos a todos los uxoricidas.
Voluntad; poder divino del ánima de la Deidad desciende,
Centelleando mil chispas divinas en una pupila de corcel.
Convicción; lavamos nuestro rostro en fresca y diáfana agua
Bendita por los Conserjes del Olimpo, en elección: ateniense
Jofaina de cerámica por apacibles manos moldeadas, madres
Sagradas del Hombre que empuña la espada, reina de las amazonas.
Consciencia y Elección: Gloria. Mil décadas en una noche eterna;
La brizna perla a las rosas: y un singular: y sólo un cante jondo.
Sin ecos de la seo, nadie reza por nosotros: solitarios inmortales.
Honor; conquistaremos todos los infiernos, no habrá Abismo
Que se nos resista, poblaremos el Vacío en llamas, las tierras
Del Pandemónium conocerán el filo de mi Acero. Y en sacrílego
Cateo tomaremos el Averno, arderá, y nosotros renaceremos.