¡De espinas!... la corona era de espina
con la que a Jesucristo coronaron,
y con los cuatro clavos le clavaron
al madero... Ya el cielo se ilumina...
Romanos con sus lanzas..., punta fina,
con furia a su costado penetraron,
con vinagre su herida torturaron
la turba, de conciencia que asesina.
Asesinaron en un monte a un justo
que hoy le llaman el Monte del Calvario;
en tiempos del gran Cesar el Augusto.
Hoy de nuevo se monta el escenario
recreando un asesinato injusto.
Me pregunto...¿ hasta cuándo es necesario?
©Roberto Santamaría
Cáceres 18/04/2014