ENROJECIÉNDOME DEL SABER

[crazygonpop]

Numeros. Muchos numeros. Grandes cifras. Infinitos digitos. Tantas cosas recorrian mi mente y mi vida en aquellos dias, llenandolos de tan escaso saber.
Me divido,me multiplico, me invierto y me proporciono, transformándome en otro.
Los minutos me zumbaban al oido, se reian de mi, y acompañados por los segundos se burlaban de mi tan horrorosa desgracia, de mi patetico ser.
No entiendo nada, no se por qué, simplemente todo es asi, innato, cerrado, sin contradicciones.
Lo unico que me mantenia despierto en aquellos momentos era su voz, su terca y rigida voz. Claro, sin olvidar su elegante y rojiza cabellera, rojiza como a mi tanto me gusta.
No podia resolver ese problema, ¡No Podia!. No tenia mas uso de mi conciencia, nisiquiera de mi razón. Todo estaba plasmado y sellado en aquella gran y oscura jaula.
Al principio estaba acostumbrado, pero poco a poco me fui cansando de todo, de cada detalle.
Comenzaba a multiplicarme nuevamente. ¿Por qué era tan exacta? ¿Por Qué? Siempre quise intentar entenderla, pero nunca lo logré. Sé que me odiaba, lo sé, estoy seguro de ello. Podia sentir su odio, recorriendome intensamente por todo el cuerpo, pero simplemente yo no sabia entenderla. Lo siento, nunca pude lograr lo que estaba en sus planes.
De repenté habia penetrado en mi cerebro una gran y magnifica idea, al fin iba a poder aplicar todo lo que sabia.
Decidi quedarme tan solo con ella y aprovecharme de su fragil inocencia, y asi fué. Observé la habitación, fijé mi mirada hacia una silla que se encontraba alli, la tome entre mis manos y se la parti por la cabeza.
Luego lo pense 3 veces, y empecé primero por dividir sus manos, cortandolas en pequeños trozos con la tijera que llevaba todos los dias a la escuela. Luego me percaté de su dolor, y proseguí cortandole unos cuantos dedos y pedazos de su fresca carne hasta contarlos y llegar a 100.
Me mantuve por unos segundos inmovil, observando sus senos. Eran circunsferencias perfectas, dignas de ser dibujadas por cualquier persona que los deseara, y entonces los corté por la mitad.
Apenas terminé, comencé a dibujar triangulos en su cara, me divertia hacerlo tanto como a ella en tiempos de colera.
Me buscaba el conocimiento, me consumia, se apoderaba de mi despues de tantos años y no me dejaba escapar.
Procedi nuevamente y le corte su rojizo cabello, lo adore por unos segundos, lo acaricié, absorvi todo su perfume de rocio y luego opté por derrocharlo. Utilicé mi compás para conocer sus ojos, y mi escuadra para medir aquellas profundas heridas que realicé cerca de su entrepierna.
Nunca antes habia podido contemplar tanta matemática junta, me petrificaba tan solo con ver aquella obra maestra que habia sido creada por mi mismo en tan solo un par de minutos.
Todo quedo plasmado en aquel repugnante e insignificante cuerpo, aquel que alguna vez habia deseado poseer.
Ahi estaba ella, Ahi estaba. Mi profesora de matematica, mi profesora de tantos años. La profesora que no llegué a conocer mas allá de los numeros. Alli estaba ella, yaciendo en un rojo profundo que la inundaba por completo y en el que yo me revolcaba tan satisfactoriamente.
Al fin pude encontrarme a mi mismo, al fin pude lograr lo que ella tanto queria y esperaba de su alumno. Al fin pude estimada profesora.
Al fin, pude resolver un problema.



Inspirado en EDGAR ALLAN POE

[TARDE GRIS]

Muy bien, gracias por compartir,
te felicito, saludos para ti y te
cuidas, ha sido grato leerte.