TORMENTA DE ARENA

Inspiraciones, cartas, cuentos, narrativas, reflexiones y escritos de su autoría.

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BRISEIS
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TORMENTA DE ARENA

Mensaje por BRISEIS » Sab Mar 19, 2011 12:07

“¿Ves, Claudio, esa mujer que está en la mesa contra la pared? En mi época era la madame más conocida de Buenos Aires; ahora debe tener fácil sesenta y cinco años”, me dice mi tío al oído para que los demás de la mesa no escuchen.
La observo durante algunos minutos y se me ocurren cinco afirmaciones:

“Debe haber trabajado sola hasta los cuarenta y después se puso a regentear; el tipo que la acompaña debe ser un empresario poderoso; él no sabe con quién está; ella vio todo lo que había que ver, y si no lo vio se lo imagina”.
Su pelo teñido de rubio se desploma sobre los hombros largos y el busto recto. Pulóver azul, escote en v, zapatos de taco aguja, teléfono celular sobre la mesa y empresario que piensa en sus cosas y ella que se hace la que escucha pero en “realidad me mira a mí, “al que está en la mesa del fondo, que habla con el señor mayor como si me conocieran; creo que alguna vez debo habérmelo cruzado a ése, pero hace mucho”.
Me la imagino desnuda, su cuerpo gastado se me aparece todo el tiempo.
Dice “desvestite”, me toca la cara y trato de besarla; me esquiva pero acerca el cuerpo, el cuerpo gastado que es un muelle, el muelle de un puerto lleno de arena que soporta una tormenta y otra tormenta.
El empresario no sabe con quién esta cenando, Un amigo le dijo que le iba a presentar a alguien, y ese alguien iba a “ser linda, simpática, agradable y elegante”. Porque él siempre tuvo éxito en los negocios, pero las mujeres… con las mujeres nunca le fue bien.
Igual tuvo dos hijos, antes de divorciarse, y dice “no me puedo quejar”.Pero el amigo lo nota un poco, un poco solo. No está bien, no lo veo bien, en diez años que lo conozco que no lo veía tan bien”.
El empresario cuidó cada detalle para la cita de esa noche, porque le encanta “estar realmente perfecto”.
Yo pensaba: Su cuerpo está gastado, su cuerpo viejo es un muelle de arena que no soporta una tormenta.” Seguro que quiere hacer conexiones porque es dueña de una agencia de “modelos”.
La agencia queda en Esmeralda y Córdoba. De vez en cuando acepta tomar una copa con un antiguo cliente. Por eso salió con Ernesto Pacheco Unzué, banquero, que le arregló una cita con un “tipo pintón”, empresario, que lo veo un poco amargado y necesita pasarla bien.
¿Pero para que diablos me hago la película?
De nuevo, me la imagino con el cuerpo gastado. Están por el café, los dos fuman… habla él… entonces me pareció que no convenía, imaginate, dice, proponerme un excelente negocio, pero lo único que gano yo es recuperar el capital…si tengo suerte…Sé que ella debe haber escuchado a muchos empresarios hablando de sus problemas, problemas que nunca podrían ser de ella ni de la mayoría de la gente.
Desnuda, a cada momento, descubro su cuerpo desnudo y gastado…
El mozo hace la cuenta, está por dejarla sobre la mesa cuando el empresario ni siquiera mira el papel, entrega la tarjeta de crédito y doblado en dos un billete, van a levantarse.
Fijo la mirada en la vela que está frente a mi plato: la llama es una nuez azul rodeada de una cáscara amarilla, más inofensiva, que se contamina al acercarse al centro de la nuez.
El empresario es azul y la prostituta amarilla. El fuego son los dos.
El se levanta y lo veo alejarse hasta llegar a los baños. Me disculpo por unos segundos y camino rápidamente hasta encontrar por la misma puerta que él acaba de elegir.
Me detengo frente al mingitorio que está junto al que usa él. Y me convenzo de que no sabe enamorar a la dama que justo en este momento apaga el cigarrillo contra el borde de un cenicero plateado.
“Si voy a tener una relación seria mejor no la invito a casa todavía”, piensa él mientras ella se pregunta si sería bueno “dejarme invitar a la casa, y entonces él va a saber que soy yo, o que fui y no me va a llamar nunca más”.
Llego a mi mesa antes que él que se quedó en el baño todavía pensando como enamorar a la dama que ahora está siendo invitada por mi Tío a “bailar esta pieza”.
Él le toma la mano y ella se levanta despacio sin dejar de mirarlo a los ojos. Bailan los compases con el roce áspero de las medias de la mujer, que me recuerdan el sonido de la arena, el sonido que hace la arena si alguien camina sobre ella.
Bailan bien. La gente de las mesas los miran moverse sobre la arena, sobre el puerto lleno de arena que es un muelle que…
¿Me permite?, le dice el empresario a mi tío, que retrocede, toma la mano de la dama y se la entrega al nuevo bailarín.
Ahora hay muchas parejas en la pista.
El empresario, mi tío y yo somos azules, la "copera" amarilla.
De repente, la música se apaga. Pero el empresario y la mujer van hacia la puerta. Los veo atravesar la puerta de calle y sé que mañana a la noche voy a estar solo en esta misma mesa que está contra la ventana, mirando a este mismo empresario que hoy solo no deja de fumar desde que se sentó en la mesa que está contra la ventana.

“Piensa que anoche todo era MARAVILLOSO”, piensa también que era “para siempre”.
Ayer se habían despedido sin besarse, después de caminar mucho.
Entiendo que la dama no va a llegar, que la dama está en el puerto de arena. La llama no está quieta. Hoy no baila nadie.
Salgo del local, apurándome, en llegar hasta el coche, en manejar rápido hasta el único muelle que conozco en esta ciudad. Estaciono, Bajo. El muelle desierto. Nadie que mira el agua desde los bancos de madera y sin embargo, la veo a ella y le digo: “¿Me permite?” Y bailamos. Sus brazos eran mis hombros, mis manos en su cintura. La noche tibia y sin viento. Le leve ondulación del fuego frente a mí demuestra que todos han dejado de bailar, que no hay nadie en ningún muelle desierto, nadie esperando, nadie mirando el agua desde los bancos de madera.
Levanto la cabeza por encima de la vela y encuentro al empresario en su mesa. Nos miramos, pensando en ella, como rodeándola, somos la parte amarilla del fuego.
La parte azul es ella.
Hasta que al fin llega la tormenta en los ojos del hombre.
Y en los recuerdos de mi tío y en mis propios débiles recuerdos.
La tormenta en el muelle de arena que nos rodea, más amarilla aún que lo amarillo del fuego y nos apaga…



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Re: TORMENTA DE ARENA

Mensaje por Scorpio » Sab Mar 19, 2011 12:17

BRISEIS

Un gusto visitar tu relato, muchas gracias
por compartir.

Dejo mi huellita diciendo presente.

Saludos fraternos.
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Re: TORMENTA DE ARENA

Mensaje por Esmeralda » Lun Mar 21, 2011 13:42

Estimada BRISEIS, encantada de haber disfrutado
de estas letras que nos compartes y que ha sido grato pasar por tu espacio
y dejarte mi sencilla huella.


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Re: TORMENTA DE ARENA

Mensaje por BRISEIS » Vie Mar 25, 2011 17:11

Scorpio escribió:
BRISEIS

Un gusto visitar tu relato, muchas gracias
por compartir.

Dejo mi huellita diciendo presente.

Saludos fraternos.

GRACIAS MIL, SCORPIO, POR VISITARME Y LEERME
UN ABRAZO GIGANTE

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Re: TORMENTA DE ARENA

Mensaje por BRISEIS » Vie Mar 25, 2011 17:12

Esmeralda escribió:
Estimada BRISEIS, encantada de haber disfrutado
de estas letras que nos compartes y que ha sido grato pasar por tu espacio
y dejarte mi sencilla huella.


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ESMERALDA, MUCHAS GRACIAS POR ESTAR EN ESTE CUENTO
TE DEJO UN CARIÑO ENORME

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