Cuento: El pacto del Hambre

[Sem Ochoa]

Aquella hogareña Panadería se encontraba en los suburbios de la ciudad donde la gente suele olvidar las sonrisas, para llegar a la fábrica de deliciosos y baratos panes, hay que caminar sobre una de las pocas calles que quedan empedradas, llenas de vendedores de frituras y helados.
Al enfrentar la panadería uno puede percibir el apeste exquisito de los panes recién horneados con productos de los más baratos, en la entrada de la panadería se encuentra dándote la bienvenida un poster de un panadero regordete con mandil y gorro de cocina con una sonrisa de oreja a oreja por no decir de nuca a nuca.
Al estar escogiendo los panes, entre aquella cantidad inmensa de reposterías, me percate de una charola en particular, que tenia dentro el pan más simple de toda la panadería, tan solo eran un montón de bolas de masa dura con una embarrada mísera de chocolate encima, justo debajo de la charola, estaba en el piso uno de esos panes míseros, que seguro había sido empujado por algunos de sus envidiosos compañeros solo para que no se vendiera.
Un pequeño niño olvidado por sus padres, por la sociedad, por dios. Se encontraba tras el aparador, con un hambre comparable a un León Africano que no ha visto a humanos en meses, su mirada y su deseo se dirigía hacia aquel pan marginado por sus compañeros, y en un abrir y cerrar los ojos aquel pan desapareció.
El mezquino y avaro dueño de la panadería se percato del movimiento imperceptible de aquel niño maltratado y hambriento, sin más se dirigió hacia el niño con un cucharon, pero no para invitarlo a comer sino para darle una surra que el niño jamás olvidaría.
Yo me pregunto ¿Por qué cuando vemos una unión perfecta nos afanamos por separarla?
Sí, aquel niño desfavorecido, maltratado, olvidado, hambriento. Hacia una pareja de a diez con aquel pan marginado, defraudado y deseoso de que alguien lo comiera. Pero… no, aquel insoportable panadero regordete y bigotón logro deshacer un pacto secreto que, me hubiera servido de inspiración.

[Esmeralda]

SEM OCHOA, vaya letras las que nos compartes, dejan
una muy buena reflexión, sobre como es que el hambre , la indiferencia o marginación, se
unen .
Además del egoísmo que existe en los seres humanos, que en lugar de ayudarnos
mutuamente, es todo lo contrario, del caído y del hambriento nadie se acuerda,
solamente cuando se trata de hacerlo padecer aún más.
Gracias por tu aporte, ha sido grato disfrutarlo.
Saludos desde la distancia.

[)O(Lunaazul)O(]

Estimado Ochoa:

No puedo mas que elogiar su escrito que me conmueve sobremanera, HISTORIA CRUELpero cierta, al parecer hemos perdido la capacidad de ver mas allá de nuestras necesidades y nuestro enfermizo afan por conseguir cosas, y la indiferencia que nos embarga, es terriblemente ofensiva.

Mi felicitación para su cuento, que se lee con facilidad.

[Sem Ochoa]

vaya letras las que nos compartes, dejan
una muy buena reflexión, sobre como es que el hambre , la indiferencia o marginación, se
unen .
Además del egoísmo que existe en los seres humanos, que en lugar de ayudarnos
mutuamente, es todo lo contrario, del caído y del hambriento nadie se acuerda,
solamente cuando se trata de hacerlo padecer aún más.
Gracias por tu aporte, ha sido grato disfrutarlo.
Saludos desde la distancia.





TE AGRADEZCO LEAS ESTAS LINEAS QUE CON MUCHO CARIÑO COMPARTO... SALUDOS ESMERALDA...