¿Qué pasa querida?
¿A quién le escribes tan dolida? ¿Quién ha provocado estas frases?
“Quisiera tanto creer que de verdad me amaste, que mi vida en la tuya fue una necesidad absoluta. No sabes cuanto anhelo volver a creer en esos gestos tuyos, en ese tiempo que se quedó dormido en mis sueños de mujer profundamente enamorada”
¿Qué pasó que él partió de tu lado?, dejando solo estos pensamientos:
“Quisiera tanto creer en la sinceridad de tu regreso, ¡Pero no puedo!, como tampoco puedo mentirte: ¡Ya no creo en ti! Te amé y prefiero recordarte como fuiste ayer, ¡ese ayer que no ha de volver ya nunca!”
Y ahora en la penumbra de tu habitación, evocas sus recuerdos acompañándote de esas hermosas melodías, que tan bien describes…
“Prefiero recordarte en la soledad de éste cuarto de cosas simples, en el que me encuentro perdida en cada nota musical de los violines de Vivaldi, en cada tecla del piano de Chopin, en cada instrumento de la orquesta de Luís Cobos, es como si mi alma quisiera volar hacia la inmortalidad a través de las sinfonías de Beethoveen, Mozart, Brahams, Malher, inspirada en los conciertos de Bach, embriagada con las fantasías nocturnas de Franz Lizt, enamorada al escuchar los Romances para Violín y los Adagios de Dvorak, es como estar y tener a mi alma desnudamente sumergida en el tranquilo Lago de los Cisnes de Tchaikovsky, pensando en la fuerza del destino, escuchando a Medelsson y sintiendo cada vez más, que mi amor y mis sentimientos no pueden ser de este mundo, descubriendo mis ocultos sentidos, en el gran CANNON de Pachabell”
Cuanto me gustaría poder llegar junto a ti, para darte mi humilde apoyo, pero respeto tus sentimientos y tu dolor de enamorada, especialmente cuando lo describes así…
“¡Te amaba tanto!… No puedo entender porqué te fuiste...¡No puedo creer ahora ya más en ti!, por eso quiero que te vayas y no vuelvas más, ¡Es definitivo! y no quiero que me recuerdes físicamente, recuérdame en esa imagen que dices que dejé en ti, la cual debe reflejarte todo lo que he sido, la forma como fui contigo, mi manera que tuve para ti, mi trato, las palabras, mis gestos, mi risa, mis detalles, mis acciones, mi voz y… todo lo que en HECHOS, te hicieron conocerme tan profundamente. Todo lo que humana y divinamente pude hacer, en esta vida por ti.
Recuérdame por el timbre de mi voz, mi eco enternecido y cariñoso, cuando millones de veces repetí:
¡TE AMO!, y cada día siempre me sonó diferente”
Solo te puedo decir que “El Dolor es inevitable... pero el sufrimiento es opcional"
Espero que pronto puedas aprender a vivir con ese doloroso recuerdo, y como desde mi lugar de origen, nada más puedo hacer, te dejo mi "dolida y escasa ayuda desde la distancia”
Un Hombre Especial