El electricista

[Laura Gimenez]

- Hola, Marcelo, habla la señora de la calle tal ¿me recuerda?
-Si, señora, ¿cómo está?
-Bien, lo llamo por el trabajo de electricidad que quedó pendiente el otro día, disculpe que no me comuniqué antes con usted, pero tuve un problemita de salud. ¿Cuándo cree que podrá realizarlo?
- Déjeme ver, señora, en un rato le aviso.
Marcelo colgó nervioso el auricular. Finalmente lo había llamado. Se puso mas que contento, pero no por el trabajo, sino porque tenía la excusa perfecta para volverla a ver. Se sintió inquieto desde que oyó su voz por primera vez, suave y sensualmente modulada, y sintió curiosidad.
La imaginó una persona joven, y si además lo recomendaba aquel cliente, debía ser una persona muy fina, pero solo eran supuestos.
Cuando la vio, fue algo totalmente diferente, y se sintió desconcertado, era una impresión infinitamente mejor a todo lo que había pensado.
Esa mujer debía tener unos diez años más que él, que tenía treinta y cinco, pero de una apariencia y de tal encanto, que le costó disimular su sorpresa y concentrarse en los detalles que ella le iba mencionando. ¡Que dulce que era!
Finalmente terminó su trabajo y le indicó cuales eran los desperfectos que debía reparar. Otro día le pasó el presupuesto por teléfono y quedaron en que ella le avisaría.
¡Como se notaba que vivía sola! ¿Cómo puede una mujer así estar sola? Tal vez tuviera un novio, alguien importante, seguro, porque parecía esa clase de mujeres que se da el gusto de elegir entre muchos pretendientes.
Sin dudas que ese novio era una persona afortunada. Alguien tan delicada y bonita no debía ser fácil de conquistar, y se notaba que era culta y educada.


Volvió tarde ese día a su casa, su esposa lo esperaba con la cena lista y los niños dispuestos a lo largo de la mesa familiar.
Se sentó y puso sobre esa silla todo el cansancio del día.
Miró mucho a su mujer mientras esta le contaba como le había ido en su trabajo.
Se la notaba muy cansada también, limpiar casas ajenas no era algo liviano de hacer, aunque lo hiciera con gusto. Su cabello desprolijo y las manos ajadas fueron observados más que nunca esa noche mientras le servía la comida.
Además era algo tosca, poco instruida y con los años iba perdiendo la figura, pero tenía un gran corazón. Y era muy buena madre.
Sin querer, toda la semana siguiente no dejó de pensar en la señora Flores, y como si el destino la quisiera poner adelante, fue enterándose por comentarios que era escritora, profesora de filosofía, buena persona, buena vecina, viuda y con hijos grandes que no vivían con ella.
En la corta conversación que mantuvieron, ella le había prodigado la mejor de las atenciones y simpatías. Y le regaló la sonrisa más hermosa que había visto en su vida. Sus ojos parpadeaban como mariposas delante de dos cristales de ébano negro que, literalmente, lo derritieron.




Ramírez lo llamó de urgencia.
- Che, Marcelo, vení por favor a casa que tengo un cortocircuito y la bruja se pone loca si no ve la novela.
En media hora estuvo frente a la casa de Ramírez, él mismo salió a atenderlo.
-Gracias, Marcelito, por venir tan rápido, esta infeliz ya me tiene la paciencia por el piso con sus reclamos. Mirá, yo tengo que irme ya mismo al traumatólogo, el fin de semana volqué con el auto y me quedaron unos magullones. Mañana paso por tu taller y te pago, como siempre.
- Si, pierda cuidado, no hay problema.
Y sin poder evitarlo, como para ver si sacaba alguna información, agregó:
- Ah, gracias por recomendarme con la señora Flores.
Ramírez, que ya se iba, se da vuelta y le dice
-¿Alicia? Quedó muy conforme, me dijo que te va llamar.
Le subió tanta felicidad de golpe por el cuerpo, que se sintió un hombre nuevo.


Y al día siguiente Alicia lo llamó.
- Gracias por venir, Marcelo, se que usted es una persona muy ocupada.
- Faltaba mas, señora, es un placer. Pero ¿qué le pasó en el brazo que lo tiene enyesado?
Alicia iba a responder cuando ingresó la figura de Ramírez, al que ella, con evidente alegría, recibió con un beso.
Lo dejaron haciendo su trabajo, no sin antes, Ramírez, con un guiño cómplice, le dijera:
-Vos no viste nada, Marcelito.
Marcelo quedó totalmente perplejo, no podía aceptar lo que veía. Él todavía buscaba ese mundo de maravillas, donde era más fácil vivir, en algún lugar se debía encontrar ese sitio en donde todo fuera bello y transparente y la gente derrochara felicidad.
Secretamente había albergado la esperanza de caer en gracia a la señora Flores y hacer una amistad, que ella le contará de su glamour. Tal vez así el conocería el encanto de vivir una vida un poco menos oscura donde el sacrificio es diario y las satisfacciones pocas.
Pero ese día tuvo la certeza de que tal mundo no existía.


Volvió a su casa más temprano que de costumbre. Su esposa, que lo conocía bien, lo interrogó suavemente, con sincera preocupación.
- Marcelo... no me llamaste ¿te pasó algo?
Marcelo la miró profundamente.
-Si, Élida, tenemos que conversar vos y yo. Vení, sentate acá.
Elida hizo silencio y esperó a que él le hablara.
- Negra, ¿todavía tenés ese dinero que estábamos ahorrando para un living nuevo?
- Si, Marcelo, claro, lo tengo en mi cuenta.
- Bueno, escucha bien, tesoro. Mañana no vas a ir a trabajar, te vas a ir a esa peluquería linda, adonde va mi hermana, y también te vas a comprar ropa nueva. Ah, y zapatos ¿entendiste?
Élida, que era más inteligente de lo que aparentaba, solo sonrió y asintió con la cabeza.
- Y vas a terminar tu secundario, mi vida, yo te voy a ayudar con los niños.
- Si, mi amor ¿sabés? Toda la semana estuve pensando en proponértelo.
-¡Esa es mi negra, carajo! ¡Me siento muy orgulloso de vos!
Luego la abrazó fuerte, y dos lagrimones gruesos y emocionados le corrieron por la cara.

[Esmeralda]

Estimada LAURA, bellas historias nos cuentas con
estas letras que se disfrutan, gracias por compartir tu inspiración.
Saludos te dejo, desde la distancia.

[ReyesFP]

El electricista...

Tienes buenas dotes de narradora

Laura

dosificando en su justa medida el relato.

Con agrado te he leído y aquí te dejo mi enhorabuena.

Reyes

[Laura Gimenez]

Estimada LAURA, bellas historias nos cuentas con
estas letras que se disfrutan, gracias por compartir tu inspiración.
Saludos te dejo, desde la distancia.

Muy agradecida por tu lectura y comentario, Esmeralda. Un abrazo desde Pinamar.

[Laura Gimenez]

El electricista...

Tienes buenas dotes de narradora

Laura

dosificando en su justa medida el relato.

Con agrado te he leído y aquí te dejo mi enhorabuena.

Reyes

Estimado Reyes, aprecio mucho el comentario que me hacés. Muchas gracias por leerme y un abrazo inmenso.

[Dulce Malicia]

Soy amante de las historias cortas, Laura, y esta me ha gustado mucho especielmente por el final feliz. Ala darse cuenta que lo que tenia en casa no era menos que lo que habia entrado en sus fantasias.
Gracias por compartir.
Te dejo un abrazo fuerte.

[eternity]

Me ha encantado Laura....aunk a mi tbn se me cen los lagrimones cuando veo q la rutina, el descuido y demás puede llevarnos en fijarnos en alguien ajeno.En este caso es el hombre q buscaba no sé qué..pero en muchos casos tbn es la mujer....Un saludo!!

[Eddatåke]

Laura.

Excelente historia, conquistas, atrapas al lector,
me encantó ese final
pues de alguna manera nos demuestra
que para todo hay una solución o un milagro.

[Laura Gimenez]

Soy amante de las historias cortas, Laura, y esta me ha gustado mucho especielmente por el final feliz. Ala darse cuenta que lo que tenia en casa no era menos que lo que habia entrado en sus fantasias.
Gracias por compartir.
Te dejo un abrazo fuerte.

Muchas gracias, Dulce, muy buen comentario, un abrazo.

[Laura Gimenez]

Me ha encantado Laura....aunk a mi tbn se me cen los lagrimones cuando veo q la rutina, el descuido y demás puede llevarnos en fijarnos en alguien ajeno.En este caso es el hombre q buscaba no sé qué..pero en muchos casos tbn es la mujer....Un saludo!!

Hola compañera, te digo algo, a mi también me da mucha pena, pero la pareja es un trabajo de a dos, gracias por estar.

[Laura Gimenez]

Laura.

Excelente historia, conquistas, atrapas al lector,
me encantó ese final
pues de alguna manera nos demuestra
que para todo hay una solución o un milagro.

Gracias por tu generoso comentario, un placer que te haya gustado, un abrazo.