HABIA UNA VERDAD... (Relato)
Publicado: Jue May 01, 2014 11:05
La biblioteca era espaciosa y regia.
Decorada con sobriedad, emanaba de ella una sensación acogedora, masculina y elegante... plena de esa distinción sin excesos que se nutre en los pequeños y escogidos detalles capaces por sí solos de hablar del selecto gusto de su dueño.
A través del gran ventanal que se precipitaba sobre el jardín, se podían observar los parterres cuidados por la mano exigente del jardinero y los setos esculpidos que dividían los pequeños caminos diseñados para el paseo y la meditación.
Daniel, con la mirada perdida, observaba a su través el horizonte mientras sus manos crispadas se entrelazaban a su espalda evitando se notase el temblor que pugnaba por acabar con su forzada pose.
Angela, su secretaria, había entrado momentos antes, anunciando con su estática y peremne sonrisa la presencia de Sonia en el pequeño recibidor de la entrada.
Y ahora, el sonido de la puerta del despacho al cerrarse y los suaves pasos amortiguados por la alfombra eran el anuncio inequívoco de la presencia de aquella mujer a pocos pasos de él.
Permaneció quieto y en silencio... no quería darse la vuelta todavía ni enfrentarla de inmediato pues sus ojos podían traicionar el desbordante caudal que ardía en su corazón.
Los segundos transcurrieron pesados... densos...
!Daniel, por favor!
Aquella voz dulce y un tanto grave que acariciaba dia a dia su alma se dejó oir quedamente....
!Daniel, amor mío!
Lentamente, en un esfuerzo sobrehumano, fué girándose despacio hasta que quedaron frente a frente.Concentró toda su fuerza, todo el dominio de su carácter que durante largos años de esfuerzo había logrado conseguir, e imprimió a su sonrisa un gesto de sarcasmo cercano al desprecio.
!Vete, Sonia! !Vete, te lo ruego! !No sé qué demonios haces aqui! ... esta no es ya tu casa ni yo soy aquel estúpido entregado... todo está bien... pero... vete..
Lagrimas calladas aparecieron despacio en los ojos de Sonia... su menuda y perfecta figura se recortaba como un angel en medio del desierto triste de su soledad, y aquella mirada implorante rasgaba su corazón hasta convertirlo en jirones expuestos al frío del invierno.
Un pequeño pañuelo de encaje enjugó aquellas maravillosas gotas celestiales mientras que Sonia se precipitaba a sus brazos enterrando su cabeza contra su pecho.... !Por Dios, Daniel! gritó en un último y desgarrador aullido mientras él la repelía con fingida ira contenida.
Se encendieron las luces y desapareció la magia.
Sonia (Teresa en la vida real) sacudió su larga y preciosa melena con un sensual movimiento mientras la voz del director resonaba en el teatro...
!Perfecto! !Esto está genial! !Mañana a las 2 todos aqui que estrenamos a las 8!
Daniel (Mario) sintió palpitar salvajemente sus sienes mientras su desbocado corazón segúía latiendo tan fuerte que creyó sería escuchado por todo el auditorio.
Se cambió rápidamente y abandonó el teatro por la puerta lateral, iniciando el regreso penoso hacia la impersonal y triste habitación de pensión en donde pernoctaba desde hacía cuatro días.
La Compañía acababa de llegar hacía muy poco a esta ciudad sureña y al día siguiente comenzaba de nuevo la lucha por lograr un estreno que garantizase el exito de la obra durante algunas semanas...
Su vida era anodina y solitaria... y en verdad estaba muy lejos de acercarse al personaje exitoso, seductor e inteligente que encarnaba en la obra, pero .... !Habia una verdad...!
Acarició el pañuelo de encaje que guardaba todavía la humedad de unas pocas lágrimas y aspiró dulcemente su aroma de violetas...
Había una verdad.. y esta anidaba, oculta para todos, en el fondo de su solitario corazón de comediante....
Decorada con sobriedad, emanaba de ella una sensación acogedora, masculina y elegante... plena de esa distinción sin excesos que se nutre en los pequeños y escogidos detalles capaces por sí solos de hablar del selecto gusto de su dueño.
A través del gran ventanal que se precipitaba sobre el jardín, se podían observar los parterres cuidados por la mano exigente del jardinero y los setos esculpidos que dividían los pequeños caminos diseñados para el paseo y la meditación.
Daniel, con la mirada perdida, observaba a su través el horizonte mientras sus manos crispadas se entrelazaban a su espalda evitando se notase el temblor que pugnaba por acabar con su forzada pose.
Angela, su secretaria, había entrado momentos antes, anunciando con su estática y peremne sonrisa la presencia de Sonia en el pequeño recibidor de la entrada.
Y ahora, el sonido de la puerta del despacho al cerrarse y los suaves pasos amortiguados por la alfombra eran el anuncio inequívoco de la presencia de aquella mujer a pocos pasos de él.
Permaneció quieto y en silencio... no quería darse la vuelta todavía ni enfrentarla de inmediato pues sus ojos podían traicionar el desbordante caudal que ardía en su corazón.
Los segundos transcurrieron pesados... densos...
!Daniel, por favor!
Aquella voz dulce y un tanto grave que acariciaba dia a dia su alma se dejó oir quedamente....
!Daniel, amor mío!
Lentamente, en un esfuerzo sobrehumano, fué girándose despacio hasta que quedaron frente a frente.Concentró toda su fuerza, todo el dominio de su carácter que durante largos años de esfuerzo había logrado conseguir, e imprimió a su sonrisa un gesto de sarcasmo cercano al desprecio.
!Vete, Sonia! !Vete, te lo ruego! !No sé qué demonios haces aqui! ... esta no es ya tu casa ni yo soy aquel estúpido entregado... todo está bien... pero... vete..
Lagrimas calladas aparecieron despacio en los ojos de Sonia... su menuda y perfecta figura se recortaba como un angel en medio del desierto triste de su soledad, y aquella mirada implorante rasgaba su corazón hasta convertirlo en jirones expuestos al frío del invierno.
Un pequeño pañuelo de encaje enjugó aquellas maravillosas gotas celestiales mientras que Sonia se precipitaba a sus brazos enterrando su cabeza contra su pecho.... !Por Dios, Daniel! gritó en un último y desgarrador aullido mientras él la repelía con fingida ira contenida.
Se encendieron las luces y desapareció la magia.
Sonia (Teresa en la vida real) sacudió su larga y preciosa melena con un sensual movimiento mientras la voz del director resonaba en el teatro...
!Perfecto! !Esto está genial! !Mañana a las 2 todos aqui que estrenamos a las 8!
Daniel (Mario) sintió palpitar salvajemente sus sienes mientras su desbocado corazón segúía latiendo tan fuerte que creyó sería escuchado por todo el auditorio.
Se cambió rápidamente y abandonó el teatro por la puerta lateral, iniciando el regreso penoso hacia la impersonal y triste habitación de pensión en donde pernoctaba desde hacía cuatro días.
La Compañía acababa de llegar hacía muy poco a esta ciudad sureña y al día siguiente comenzaba de nuevo la lucha por lograr un estreno que garantizase el exito de la obra durante algunas semanas...
Su vida era anodina y solitaria... y en verdad estaba muy lejos de acercarse al personaje exitoso, seductor e inteligente que encarnaba en la obra, pero .... !Habia una verdad...!
Acarició el pañuelo de encaje que guardaba todavía la humedad de unas pocas lágrimas y aspiró dulcemente su aroma de violetas...
Había una verdad.. y esta anidaba, oculta para todos, en el fondo de su solitario corazón de comediante....