MI MARTIRIO
Publicado: Dom Jun 19, 2016 19:11
MI MARTIRIO
Alguien me dijo un día, mira Juan, la lectura es un remedio infalible, antes de intentar dormir, te lees un capitulo... del Quijote, y verás que te entrará un sueño dulce y dormirás relajado toda la noche.
Por intentarlo tampoco pasa nada, desde entonces, el Quijote duerme conmigo, pero la mayoría de las noches nos la pasamos los dos en vela, él, con su locura y yo con mi martirio. Me leo un capítulo, y dos y tres y cuatro... no causa el más mínimo efecto, de vez en cuando, cambio de libro para no aprendérmelo de memoria.
Practica un ejercicio de YOGA, me dijo otro, y me enseñó el ejercicio; 10 veces seguidas el saludo al sol (completo), después un breve ejercicio de respiración, para terminar con otro de relajación. Como daño no me hace, continúo haciendo los ejercicios un año después, junto con la lectura del Quijote, y últimamente le he agregado otro complemento que también me dijeron como algo milagroso, se trata de un reloj de campana, esos antiguos, grandes y redondos, que sus agujas y sobretodo el segundero marcaban un son a su paso por la esfera.... tic tac, tic, tac, tic, tac, incansables, yo las miro muy fijamente y recorro con ellas al son del tic, tac, todo el camino de una hora tras otra, pero sigo despierto. Me levanto de la cama por enésima vez, salgo a la terraza y contemplo en la soledad de la noche, que ya se ha marchado la luna y que las estrellas del cielo, casi no brillan y parecen hundirse en el firmamento, sobre el horizonte del mar, tímidamente empieza a verse el resplandor del gran astro que anuncia un nuevo día.
Es la hora del café, negro humeante, veo las primeras noticias del teletexto, una ducha.... y vuelta a empezar
un nuevo día.
Alguien me dijo un día, mira Juan, la lectura es un remedio infalible, antes de intentar dormir, te lees un capitulo... del Quijote, y verás que te entrará un sueño dulce y dormirás relajado toda la noche.
Por intentarlo tampoco pasa nada, desde entonces, el Quijote duerme conmigo, pero la mayoría de las noches nos la pasamos los dos en vela, él, con su locura y yo con mi martirio. Me leo un capítulo, y dos y tres y cuatro... no causa el más mínimo efecto, de vez en cuando, cambio de libro para no aprendérmelo de memoria.
Practica un ejercicio de YOGA, me dijo otro, y me enseñó el ejercicio; 10 veces seguidas el saludo al sol (completo), después un breve ejercicio de respiración, para terminar con otro de relajación. Como daño no me hace, continúo haciendo los ejercicios un año después, junto con la lectura del Quijote, y últimamente le he agregado otro complemento que también me dijeron como algo milagroso, se trata de un reloj de campana, esos antiguos, grandes y redondos, que sus agujas y sobretodo el segundero marcaban un son a su paso por la esfera.... tic tac, tic, tac, tic, tac, incansables, yo las miro muy fijamente y recorro con ellas al son del tic, tac, todo el camino de una hora tras otra, pero sigo despierto. Me levanto de la cama por enésima vez, salgo a la terraza y contemplo en la soledad de la noche, que ya se ha marchado la luna y que las estrellas del cielo, casi no brillan y parecen hundirse en el firmamento, sobre el horizonte del mar, tímidamente empieza a verse el resplandor del gran astro que anuncia un nuevo día.
Es la hora del café, negro humeante, veo las primeras noticias del teletexto, una ducha.... y vuelta a empezar
un nuevo día.