La timidez
Te voy a contar, lo que me sucedió aquella noche, cuando yo entraba en el local, ya eran las tantas y poquito mas, el brillo de mis ojos eran la señal de que esa noche, llevaba alguna copa de mas, yo entraba despacio, intentando guardar el equilibrio, pensaba que así, nadie lo notaba, me había arreglado los "jarapales", sobre el brazo izquierdo, terciaba la chaqueta, mas bien por que así, daba la impresión de ser mas nueva, o quizás no ser tan vieja, en la puerta, ya había contado tres veces hasta diez, otras tantas me santigüé y echándole valor, di unos pasos hacia el mostrador, como buscando ayuda en él, desde allí, pude ver que sobre el medio, un grupo de mujeres estaban entretenidas contando sus chascarrillos de una manera divertida; En el fondo, casi "enterrado" con el humo de los cigarrillos, un violinista con gafas oscuras, arrancaba unas notas de Suspiros de España, entre las dos mesas de mármol, una pareja acompañaba al músico, bailando el pasodoble y quitándole méritos al artista.
Me tomé una copa, y dos mas, y después otra, yo que se... el caso fue el de siempre, otra noche mas, que las copas me demostraban que en nada ayudan, tú saliste sonriente y yo...cambiando la mirada, desde aquel extremo del local, medio escondido en su pobre luz.
La timidez
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Re: La timidez
Seguramente que hay cosas que ni las
copas hacen olvidar, ni vencer.
Gracias por compartirnos tus letras, las que siempre disfruto
me gusta como escribes, sabes atrapar la atención del lector.
Saludos desde la distancia.
copas hacen olvidar, ni vencer.
Gracias por compartirnos tus letras, las que siempre disfruto
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Saludos desde la distancia.
Re: La timidez
Muy agradecido por esas palabras de apoyo, esas y muchas otras me dan ánimo para seguir escribiendo y compartiendo., Saludos.
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nitta52
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Re: La timidez
HOLA
JUANMARCO...
UFFF ESO NO ES MUY BUENO
PARA LA SULUD DIGO YO...
ABRAZOS
NITTA
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Laura Gimenez
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Re: La timidez
La timidez
Te voy a contar lo que me sucedió aquella noche cuando yo entraba en el local. Ya eran las tantas y poquito mas; el brillo de mis ojos eran la señal de que esa noche llevaba alguna copa de mas
Yo entraba despacio, intentando guardar el equilibrio, pensaba que así nadie lo notaba, me había arreglado los "jarapales" sobre el brazo izquierdo, terciaba la chaqueta, mas bien porque así daba la impresión de ser mas nueva, o quizás no ser tan vieja.
En la puerta ya había contado tres veces hasta diez, otras tantas me santigüé, y echándole valor, di unos pasos hacia el mostrador, como buscando ayuda en el. Desde allí pude ver que sobre el medio, un grupo de mujeres estaban entretenidas contando sus chascarrillos de una manera divertida. En el fondo, casi "enterrado" con el humo de los cigarrillos, un violinista con gafas oscuras arrancaba unas notas de Suspiros de España, y entre las dos mesas de mármol, una pareja acompañaba al músico, bailando el pasodoble y quitándole méritos al artista.
Me tomé una copa, y dos mas, y después otra, yo que se... el caso fue el de siempre: otra noche más, que las copas me demostraban que en nada ayudan.
Tú saliste sonriente y yo, cambiando la mirada, desde aquel extremo del local, medio escondido en su pobre luz.
Un hermoso cuento con final abierto que he disfrutado al leerlo. Te felicito y espero leer mas de tu inspiración. Saludos.
Te voy a contar lo que me sucedió aquella noche cuando yo entraba en el local. Ya eran las tantas y poquito mas; el brillo de mis ojos eran la señal de que esa noche llevaba alguna copa de mas
Yo entraba despacio, intentando guardar el equilibrio, pensaba que así nadie lo notaba, me había arreglado los "jarapales" sobre el brazo izquierdo, terciaba la chaqueta, mas bien porque así daba la impresión de ser mas nueva, o quizás no ser tan vieja.
En la puerta ya había contado tres veces hasta diez, otras tantas me santigüé, y echándole valor, di unos pasos hacia el mostrador, como buscando ayuda en el. Desde allí pude ver que sobre el medio, un grupo de mujeres estaban entretenidas contando sus chascarrillos de una manera divertida. En el fondo, casi "enterrado" con el humo de los cigarrillos, un violinista con gafas oscuras arrancaba unas notas de Suspiros de España, y entre las dos mesas de mármol, una pareja acompañaba al músico, bailando el pasodoble y quitándole méritos al artista.
Me tomé una copa, y dos mas, y después otra, yo que se... el caso fue el de siempre: otra noche más, que las copas me demostraban que en nada ayudan.
Tú saliste sonriente y yo, cambiando la mirada, desde aquel extremo del local, medio escondido en su pobre luz.
Un hermoso cuento con final abierto que he disfrutado al leerlo. Te felicito y espero leer mas de tu inspiración. Saludos.
Jesús vuelve muy pronto. Gracias de antemano a todos los que deseen hacerme críticas constructivas, son las que mas aprecio.
