Atardecer con luna.
Viento lleno de aromas;
y allá, donde las lomas
se vuelven solo una
está una pobre choza
callada y escondida
cual sombra derretida
que en secreto solloza
por la pobreza opaca
que su ambiente destila.
El morral en lila,
Don Eusebio en la hamaca;
y echada y bien dormida
junto a una vieja estaca
está la perra flaca,
por Eusebio querida.
Se llama Magdalena
igual que la difunta.
La noche llega y junta
la tristeza y la pena.
Don Eusebio se mece,
y Magdalena ronca.
Como una mula bronca
la luz desaparece.
Germán g