AMADA SEÑORA.
Publicado: Sab Abr 04, 2009 00:45
AMADA SEÑORA.
Perdón por amar lo vedado, tentación de codiciado fruto.
No culpa el que ama: El amor es involuntario camino,
que a veces guía al corazón por equivocado destino
sembrado de dolientes ilusiones y esperanzas de luto.
Señora:
En este Calvario su amor me tortura pensándola mía,
idealizando prohibidas caricias y besos profanos.
Nobles tormentos y apasionados deseos en amarga dulzura,
que en etérea visita acarician sus formas, mis vacilantes manos.
Es gloria amarla y un infierno desearla.
El manatial de sus labios mi oasís vedado,
esa incitante sonrisa que no puedo ignorarla,
sutíl telaraña que me tiene aprisionado.
Su añoranza, amorosa ilusión lascivo tormento,
en febríl desvarío , la pienso, la vivo,
me cobijo en su cuerpo inhalando su aliento,
y despierto abrazado a la nada, en mi lecho vacío.
Señora, perdone por este amor temerario,
que involuntario ha nacido, sin su culpa y la mía,
vano sentimiento que no quise arraigarlo.
Sacrílega flama motivo de tanta agonía.
Señora:
Son infértiles mis luchas por conseguir el olvido,
de ese amor que sin saberlo se anidó en mi corazón.
Sangrante herida que inconciente me ha infringido,
este ignorado sentimiento que ha surgido sin razón .
Autor: Víctor A. Arana,
(VICTOR SANTA ROSA),
Cincinnati, Ohio, Noviembre 2008.
Perdón por amar lo vedado, tentación de codiciado fruto.
No culpa el que ama: El amor es involuntario camino,
que a veces guía al corazón por equivocado destino
sembrado de dolientes ilusiones y esperanzas de luto.
Señora:
En este Calvario su amor me tortura pensándola mía,
idealizando prohibidas caricias y besos profanos.
Nobles tormentos y apasionados deseos en amarga dulzura,
que en etérea visita acarician sus formas, mis vacilantes manos.
Es gloria amarla y un infierno desearla.
El manatial de sus labios mi oasís vedado,
esa incitante sonrisa que no puedo ignorarla,
sutíl telaraña que me tiene aprisionado.
Su añoranza, amorosa ilusión lascivo tormento,
en febríl desvarío , la pienso, la vivo,
me cobijo en su cuerpo inhalando su aliento,
y despierto abrazado a la nada, en mi lecho vacío.
Señora, perdone por este amor temerario,
que involuntario ha nacido, sin su culpa y la mía,
vano sentimiento que no quise arraigarlo.
Sacrílega flama motivo de tanta agonía.
Señora:
Son infértiles mis luchas por conseguir el olvido,
de ese amor que sin saberlo se anidó en mi corazón.
Sangrante herida que inconciente me ha infringido,
este ignorado sentimiento que ha surgido sin razón .
Autor: Víctor A. Arana,
(VICTOR SANTA ROSA),
Cincinnati, Ohio, Noviembre 2008.