¡AY AMOR!
Publicado: Lun Dic 19, 2011 00:15
¡AY AMOR!
En las sombras de la noche
los sueños la desvelaron.
¡Ay amor, que así yo te quiero
despierta bajo la Luna!
Las olas cruzando el mar
y el viento en las enramadas.
Hay relinchos de caballos
que se pierden en la sierra,
y los aullidos del lobo
traspasando las tinieblas.
Por los caminos de Oriente
los resplandores del alba
la daban luz a la noche.
Las estrellas se escondían,
y eran puñales de plata
los hilos blancos del día.
Asomada a la ventana,
¡ay amor, que así yo te quiero
despierta bajo la Luna!,
la melena despeinada
sobre el blanco camisón,
su mirada soñadora
se perdía en el monte alto,
o vagaba entre las olas
viajeras de la ancha mar.
Por el camino un jinete
montando alazana yegua
a toda prisa venía.
El pañuelo de lunares
anudado a la garganta.
Chaqueta corta y zahones.
Las espuelas plateadas
ciñendo sus botas altas.
Los silencios de la noche
se llenaron de murmullos.
Allá arriba las estrellas
parpadeaban sus guiños.
La yegua alzaba su cola
resoplando sus ollares.
En la veranda sonaron,
¡ay amor que así yo te quiero
despierta bajo la Luna!,
el tintineo de espuelas
subiendo los escalones.
En la noche de verano,
cuando ya venía el alba,
el amor se hizo uno solo
entre murmullos y sombras.
(c)JLMC-Jairan
En las sombras de la noche
los sueños la desvelaron.
¡Ay amor, que así yo te quiero
despierta bajo la Luna!
Las olas cruzando el mar
y el viento en las enramadas.
Hay relinchos de caballos
que se pierden en la sierra,
y los aullidos del lobo
traspasando las tinieblas.
Por los caminos de Oriente
los resplandores del alba
la daban luz a la noche.
Las estrellas se escondían,
y eran puñales de plata
los hilos blancos del día.
Asomada a la ventana,
¡ay amor, que así yo te quiero
despierta bajo la Luna!,
la melena despeinada
sobre el blanco camisón,
su mirada soñadora
se perdía en el monte alto,
o vagaba entre las olas
viajeras de la ancha mar.
Por el camino un jinete
montando alazana yegua
a toda prisa venía.
El pañuelo de lunares
anudado a la garganta.
Chaqueta corta y zahones.
Las espuelas plateadas
ciñendo sus botas altas.
Los silencios de la noche
se llenaron de murmullos.
Allá arriba las estrellas
parpadeaban sus guiños.
La yegua alzaba su cola
resoplando sus ollares.
En la veranda sonaron,
¡ay amor que así yo te quiero
despierta bajo la Luna!,
el tintineo de espuelas
subiendo los escalones.
En la noche de verano,
cuando ya venía el alba,
el amor se hizo uno solo
entre murmullos y sombras.
(c)JLMC-Jairan