El recuerdo sensual.
Publicado: Mié Jun 05, 2013 20:05
Estoy forzado aquí,
en la inmensidad de la noche:
la noche más oscura
antes de llegar a la cúspide.
Y en esta hora,
en esta casa,
en esta pieza
o en este sofá,
es donde recuerdo.
Donde recuerdo pieles,
sudor,
gemidos,
orgasmos,
golpes de mi respaldo
en la pared helada,
camas desarmadas,
caricias desalmadas,
golpes sobrados
de amor y lujuria
con un toque de animal.
Al minuto cero llego...
Ahora es cuando recuerdo
cómo mi lengua caminaba,
cómo mis dientes acarician,
cómo mis labios no decían
verso alguno con razón.
Ahora es cuando disfruto
de esos momentos fotografiados
en una retina que parece memoria.
Cuando me doy cuenta
de que el deseo animal
llama más que las letras
que ofrece un papel sabio
que garantizaría éxito
en un examen universitario.
Y mi lengua parece tener vida,
memoria y razones para hacer
que mis labios se vean empujados,
mi garganta parezca cascada
y mi cavidad bucal
la corriente que la llena.
Y mis manos tiemblan
al saber demasiado;
al saber que no tocarán
aquél seno regalado
en noches anteriores...
Y que no se deslizarán otra vez
por tu espalda que reclamaba
que mis manos quedaran pegadas
con rieles de tren que aseguraran
su vaivén por todo su largo.
Y cuando pienso todo esto,
me pregunto nuevamente
cuándo será la próxima vez
que tenga un amor pasajero,
un affair quinceañero,
una dulce cenicienta
o un amor que llene el cuerpo,
mente y alma.
Porque el recuerdo es bueno,
pero el amor es suficiente.
Aún espero.
en la inmensidad de la noche:
la noche más oscura
antes de llegar a la cúspide.
Y en esta hora,
en esta casa,
en esta pieza
o en este sofá,
es donde recuerdo.
Donde recuerdo pieles,
sudor,
gemidos,
orgasmos,
golpes de mi respaldo
en la pared helada,
camas desarmadas,
caricias desalmadas,
golpes sobrados
de amor y lujuria
con un toque de animal.
Al minuto cero llego...
Ahora es cuando recuerdo
cómo mi lengua caminaba,
cómo mis dientes acarician,
cómo mis labios no decían
verso alguno con razón.
Ahora es cuando disfruto
de esos momentos fotografiados
en una retina que parece memoria.
Cuando me doy cuenta
de que el deseo animal
llama más que las letras
que ofrece un papel sabio
que garantizaría éxito
en un examen universitario.
Y mi lengua parece tener vida,
memoria y razones para hacer
que mis labios se vean empujados,
mi garganta parezca cascada
y mi cavidad bucal
la corriente que la llena.
Y mis manos tiemblan
al saber demasiado;
al saber que no tocarán
aquél seno regalado
en noches anteriores...
Y que no se deslizarán otra vez
por tu espalda que reclamaba
que mis manos quedaran pegadas
con rieles de tren que aseguraran
su vaivén por todo su largo.
Y cuando pienso todo esto,
me pregunto nuevamente
cuándo será la próxima vez
que tenga un amor pasajero,
un affair quinceañero,
una dulce cenicienta
o un amor que llene el cuerpo,
mente y alma.
Porque el recuerdo es bueno,
pero el amor es suficiente.
Aún espero.