
La pendiente
Si se extraña a la mujer que se amo con frenesí,
que en delirio se entregó y en caricias se excedió,
la pendiente sube fuerte deslizándose con tiento
de caricias que provocan el recuerdo que se invoca.
Al tenerla así enlazada, la caricia imaginaria
hace viva la atrapada; son los labios que se añoran.
Y así,
La batalla se hace larga deteniendo la metralla,
pues se goza el pensamiento en la forma que lo amaban.
Ya se viene la andanada y en la mente está la amada
que dirige la descarga de la vida que se escapa.
Y ya exhausta la faena, a los sueños va y se aferra
porque espera que algún día vuelva a estar quien se lo hacía.
¡Algún día…, algún día!
© Jasan
(Derechos de Autor)