Imaginé tu cuerpo como un sueño
y desperté en tus brazos, piel ardiente;
bogué resuelto por tu mar yacente,
fui de tus ondas navegante y dueño.
Puse al amarte voluntad y empeño,
fuiste en la entrega frenesí candente,
bebí con ansias de la dulce fuente,
que brota entre columnas de diseño.
Tracé con besos por tu piel caminos
que nacen en los pies de fina seda
y a mis labios conducen peregrinos
por recóndita y cálida vereda
a los más recoletos camerinos
donde toda pasión y amor se hospeda.
Madrigal