Desgarrados aullamos de nuevo, agitándonos,
solo abandonándonos ante la humedad de los labios
que aunque agravios saben decir, hoy gritan callados,
y así desvergonzados, sucumbimos en jadeos.
En un vaivén de mareos mi epidermis roza tus pechos
dejándonos caer deshechos en un avismo de euforia,
tu cintura es la gloria cuando empiezo a sujetarla,
solo deseando soltarla para poderte abrazar.
No me dejes de mimar y clavame tu mirada
subida en mi, desesperada, frotandome tu lujuria,
tu que logras mi penuria con un simple balanceo
entierrate en el deseo de un instante de pasión.
Permite la liberación de esa fiera contenida
que da con su acometida el orgasmo mas certero,
para que volvamos a cero encarnados en lascivia
sabiendo que nos alivia la desesperación por el placer.
Mirémonos renacer de ese fuego tan intenso
de ese sentir inmenso de aniquilada longevidad,
mátame de incastidad en la noche y en el día
con la sucia algarabía de una mujer satisfecha y deseosa.
solo abandonándonos ante la humedad de los labios
que aunque agravios saben decir, hoy gritan callados,
y así desvergonzados, sucumbimos en jadeos.
En un vaivén de mareos mi epidermis roza tus pechos
dejándonos caer deshechos en un avismo de euforia,
tu cintura es la gloria cuando empiezo a sujetarla,
solo deseando soltarla para poderte abrazar.
No me dejes de mimar y clavame tu mirada
subida en mi, desesperada, frotandome tu lujuria,
tu que logras mi penuria con un simple balanceo
entierrate en el deseo de un instante de pasión.
Permite la liberación de esa fiera contenida
que da con su acometida el orgasmo mas certero,
para que volvamos a cero encarnados en lascivia
sabiendo que nos alivia la desesperación por el placer.
Mirémonos renacer de ese fuego tan intenso
de ese sentir inmenso de aniquilada longevidad,
mátame de incastidad en la noche y en el día
con la sucia algarabía de una mujer satisfecha y deseosa.