Santa Devoción
Publicado: Sab Oct 18, 2008 21:45
Devoto soy
de tu santa virginidad
de tus incitantes miradas
de tu excitante contoneo al andar.
Como fiel religioso
cual pájaro amaestrado
acudo al llamado de tus besos
a tus labios de fresa
a tu lengua juguetona y traviesa
que me enciende en extremo.
Luego me dices con suma sensualidad
que no puedo ir más allá
del umbral de tus deseos
que confías en mí
al mostrarte tal y como
Dios te trajo al mundo.
¡Virgen de mis sueños!
¡Patrona de mi lujuria!
Bendecido me siento
al postrarme de hinojos
ante tu tan divino santuario.
Beso tu vientre.
Beso tus labios
y tu vulva caliente
se calienta aún más
al contacto con mi boca
que provoca en ti
una suma de placeres
recién explorados
recién experimentados.
Me extasió en ti
y soy feliz al encender tus ansias
y tu piel
que ya abrasa
enajena mis sentidos
y me pides de rodillas
que no me contenga
que rompa
mi promesa de amor
y avasalle
de una vez y para siempre
esa estela de prejuicios
que nos impide
la plena redención
de nuestros ávidos cuerpos.
Me lo imploras
con tal convencimiento
que no podría negarme
a tu sagrada súplica
si no fuera porque
-vuelvo y te lo expreso amada mía-
soy fiel devoto
a tu santa virginidad.
de tu santa virginidad
de tus incitantes miradas
de tu excitante contoneo al andar.
Como fiel religioso
cual pájaro amaestrado
acudo al llamado de tus besos
a tus labios de fresa
a tu lengua juguetona y traviesa
que me enciende en extremo.
Luego me dices con suma sensualidad
que no puedo ir más allá
del umbral de tus deseos
que confías en mí
al mostrarte tal y como
Dios te trajo al mundo.
¡Virgen de mis sueños!
¡Patrona de mi lujuria!
Bendecido me siento
al postrarme de hinojos
ante tu tan divino santuario.
Beso tu vientre.
Beso tus labios
y tu vulva caliente
se calienta aún más
al contacto con mi boca
que provoca en ti
una suma de placeres
recién explorados
recién experimentados.
Me extasió en ti
y soy feliz al encender tus ansias
y tu piel
que ya abrasa
enajena mis sentidos
y me pides de rodillas
que no me contenga
que rompa
mi promesa de amor
y avasalle
de una vez y para siempre
esa estela de prejuicios
que nos impide
la plena redención
de nuestros ávidos cuerpos.
Me lo imploras
con tal convencimiento
que no podría negarme
a tu sagrada súplica
si no fuera porque
-vuelvo y te lo expreso amada mía-
soy fiel devoto
a tu santa virginidad.