La noche despierta con una sonrisa dulce y pícara
acompaña una brisa cálida que desenreda tu mirada
un suspiro de esta naturaleza entre tu piel y mi piel
un deseo que rompe las cadenas de un beso de azúcar.
Las envolturas del cuerpo navegan en el desinterés
dos siluetas que dibujan una promesa de libertad
casi he pegado tu sonrisa en el cristal de mis ojos
casi he sentido mi latir en la desnudes de tu cuerpo.
Un suspiro se ahoga en nuestras bocas sedientas
un murmullo que invita al tímido desenfreno
y la primera chispa en este oscuro firmamento
cuando tus lindos senos rozan la frontera de mi ser.
El primer beso escapa presuroso por la ventana
el segundo... disfruta un poco más del éxtasis
el tercero no quiere desaparecer más de nuestras bocas
el cuarto beso... murió por culpa de un gemido.
La casita de franjas celestes es muy acogedora
aquella cómoda morada que tiene forma de sofá
tu cuerpo vencido en el césped de aquellos cojines
tu cuerpo callado esperando lujurioso mi descontrol.
Mis labios y su instinto de visitar tu frente
tu nariz que calienta la noche con su ágil respiración
un repetido saludo de tu boca con mi boca
y el lenguaje natural de mis manos en tu sexo.
Hay un cántico que brota casi inconsciente
“te amo... te amo... no sabes en realidad cuánto te amo”
y no hay verdad más grande que mi boca en tu figura
mi boca en tus calurosos montes de mujer.
Un salto y mi cuerpo entero sobre tu mirada perdida
tus manos pasean con locura en la extensión de mi espalda
invade una sensación poco imaginable
y un abrazo se lleva nuestras almas al infinito.
Cuando quema el instinto las orillas de nuestra piel
tus manos en mi pecho y una sonrisa detienen el reloj
se fueron nuestros cuerpos ahora a la alfombra cercana
una sonrisa mía en tu sexo, una sonrisa tuya en mi sexo.
Un segundo persigue despacito a otro suspiro de placer
buscando una historia nuestras lenguas
presurosas y tiernas emprenden una y otra vez
y encuentran la historia... donde un hombre ama a una mujer.
Tocando la cima que escalamos en esta noche
se funden nuestras sombras, nuestra piel, nuestras ganas
el silencio escondido se hace trizas
y el mayor de nuestros gemidos nos vuelve a visitar.
El mejor de los placeres es nada al lado de esta noche
tu frente en mi frente, tu humedad con mi humedad
y un cántico brota de nuestras bocas casi inconsciente
“te amo... no sabes en realidad cuánto te amo”.
Poema y Recital: Josman
muy lindo
