DESDE AQUEL DIA
Como no evocar el momento,
que la ventura te puso en mi sino,
diseminando de amor mi camino,
con tu grácil y cándido tiento.
Llegaste entre céfiros de luna,
arropando mis aciagos anhelos,
sublimaste mis lánguidos cielos,
y forjaste mi fe y mi fortuna.
Por eso desde aquel bello día,
mi ser veneración te profesa,
colmado estoy de tu pureza,
que me remite su jovial alegría.
Te has convertido en mi mar,
en mi paz, en mi dulce desvelo,
motivaste en mi alma el consuelo,
y mis ansias febriles de amar.
Por tanto, aquel bendito día,
en mis umbrales se ha perpetuado,
sellando aquel instante enamorado,
con la fusión de tu alma y la mía.
Armando Méndez
( 1 error)
Como no evocar el momento,
que la ventura te puso en mi sino,
diseminando de amor mi camino,
con tu grácil y cándido tiento.
Llegaste entre céfiros de luna,
arropando mis aciagos anhelos,
sublimaste mis lánguidos cielos,
y forjaste mi fe y mi fortuna.
Por eso desde aquel bello día,
mi ser veneración te profesa,
colmado estoy de tu pureza,
que me remite su jovial alegría.
Te has convertido en mi mar,
en mi paz, en mi dulce desvelo,
motivaste en mi alma el consuelo,
y mis ansias febriles de amar.
Por tanto, aquel bendito día,
en mis umbrales se ha perpetuado,
sellando aquel instante enamorado,
con la fusión de tu alma y la mía.
Armando Méndez
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