Mensaje
por Godofredo Oscós » Dom Feb 03, 2008 02:38
Carta suelta de un diario de amor.
Habrá que dejar pasar el tiempo sobre esta carta, así como pasan fugaces, las miradas que a veces nos regala el futuro, no me importa demasiado ese futuro, pero sí me importa que tú seas mirada, se me revuelven torpes las palabras entre los dedos, quiero decirte algo que te haga sentir orgullosa de tener un gran hombre, compañero, amigo, un cómplice, algo que parece una carta de amor resuena en mis manos, y las teclas son cómplices de un soliloquio entrañable que quiere llegar a tus ojos en forma sencilla, como si estuvieses aquí oyéndome y no existiera la necesidad de enviar frases ni caricias digitales, tengo por ahí otras cartas que escribo, líneas que salen con sólo pensar que necesitas mis palabras ahora que te faltan mis brazos, es recíproco, ojalá, ojalá no tardes tanto en contestar.
Es febrero, más que el calendario lo dice este frío que pulula las calles y se acentúa al anochecer en mi cuarto sin ti, en los anuncios luminosos donde el amor se desvirtúa con el espectáculo mass media y el consumo, yo camino pensando que tal vez necesitas más esta carta, me apresuro a escribirla, busco frases sinceras, no quiero dejar de lado un te quiero, ni un te amo, mucho menos un -te necesito- no es el corazón el que te escribe -te quiero-, ni el alma quien te escribe -te amo-, soy yo completo en cada partícula visible e invisible, pues mis manos, todo mi cuerpo tampoco calla y ha exigido poner un – Te deseo- en un lugar privilegiado de tu carta, suena ahora una canción que no te nombra pero que me lleva a tu rostro y a tu nombre. Se ha ocultado el sol y yo me he quedado meditando una palabra.
El amor dejó de ser un vocablo codificado para revelarse ante mí con el ímpetu de un mundo que nos mira, a veces de perfil, otras tantas de frente, con toda su descomunal acritud, y toda esa imposibilidad de verte y contarte que también para mi ha sido difícil no tenerte, qué pequeño era este mundo antes de verlo a través de tus ojos, me faltabas, lo dicen todos los eneros grisáceos, y los febreros... y...
Debes saber que hice un pacto secreto conmigo mismo, ese otro yo que desconoces, de permanecer a tu lado el tiempo que tú quieras estar conmigo, el otro yo que pacifica su coraje ante tu femenina sapiencia, ese que soy cuando me veo solo e imagino tus lágrimas intactas de mis ojos, cuando me extrañas, cuando dudas, cuando esperas, yo también desespero, ...(ya te contaré en otra carta) porque nunca te quise para una sola noche, por eso se me ha dificultado llegar a ti, has redireccionado todos mis destinos grandes y pequeños, y estoy planeando que puedas estar conmigo siempre, no eres para una noche, yo tampoco quiero ser tan insulsamente efímero en tu vida.
Habrá que dejar pasar el tiempo sobre estas cartas, todas estas líneas que te escribo cuando intuyo que necesitas saber de mí, nada parece eterno cuando el zigzag de los segundos se amontona sobre todo aquello que imita la permanencia y la infinitud, sé que sólo pasaremos una vez bajo este cielo, que este suelo no volverá a soñar nuestros pasos, que quizás nos estemos jugando toda nuestra eternidad en esta vida y en este amor, como se la juega sin saberlo toda criatura que llega a mitad de este planeta, utopía colectiva, pero quiero jugar contigo el breve lapso de nuestros sueños y heredar a unos hijos y unos nietos algo parecido a una tierra prometida donde no duela tanto evocar el paraíso devuelto.
Sé que hay calles y parques donde nunca nos citamos, que ya son ceniza evanescente las rosas que debí regalarte otros febreros, que nos separan fronteras y un océano, pero hay algo en ti y en mí, tangente a lo ilusorio de la vida, sus espacios y sus relojes desdoblados, que permanece desde ayer, desde antes del silencio, éramos, ya éramos tú y yo, y ahora seremos, siempre seremos.
Es en estas noches de invierno que te invento un Ángel, un Dios Guardián, creo que hasta he aprendido a concebir oraciones propias.
Quiero volver a leer estas cartas, contigo, un día lejano, y que sepas sin yo decirte una palabra, que siempre te busqué, que te sigo buscando aunque estás a mi lado, que me encuentro y te encuentro en cada -Te amo- que te digo a veces tímido, a veces optimista, otras tantas un poco triste de este mundo que hasta el día de hoy nos mantiene separados.
Para ti, una vez más para ti.
02-feb-08
Godofredo Oscós F.
