Mis pensamientos quieren rodar por la ternura,
entre el silencio de la noche y el silbido del viento,
cierta constancia alberga la razón de enterrar tu mirada,
en el instante definitivo del mundo del olvido.
Es monótono acomodar el pasado y tocar las nubes,
permanecer en otro universo en dónde el tiempo se detiene,
convertir el camino en recuerdo enredado en el asfalto,
con pasos lentos y el corazón entre llantos plateados.
Me desvío por el sendero que había construído en reproches,
tiro el guante a la cara de la tristeza y presento batalla,
en los rincones dorados del alba se libera una lágrima,
sonríe luego y sin más rodeos beso su boca rocío escarlata.
Dentro del apacible otoño ocre vuelvo lentamente a casa,
le compro dos rosas rojas a un chico de tímidos ojos,
preparo un café no compartido en un hueco sin frases,
mientras observo en un estante el antiguo molinillo de los granos.
¡Sólo basta girar la manija hasta lograr,
que unos granos oscuros, se conviertan en pura esencia,
sé que a partir de hoy, alguien le dará muchas vueltas,
al diapasón... hasta alcanzar el aroma de mi existencia.
BRISEIS (ANNIE)