De tus deseos sentí el verso más vibrador,
De tu voluntad el sonido quejumbroso,
Del encanto de tu sonrisa la pasión aterrada de ser devorado por ella,
De tu voz el susurro que se hizo pasión en mis oídos,
Y que mas decir si a la luz de la luna un destello de tus ojos mis pupilas hirieron,
Pues nada fue comparable al sentir el calor de tu cuerpo que quemaba el mío,
Cuantas sensaciones pasaron mientras caían tus prendas al suelo,
Sudor, caliente frio,
Un conjuro de ilusiones que gemían de solo verlo,
Nada fue igual, nada más intenso,
Cuando tu cuerpo se apego al mío,
Quien pudiera saber si era dicha o una noche de placer en el limbo,
Todo pasional nada terreno,
Hasta los cristales de vergüenza se empañaron,
Para no ver las figuras de amor que ahí dentro se fundieron,
Cuanta ternura, cuantos deseos de amor en un volcán se convirtieron,
Todas las llanuras fueron recorridas,
Gemidos, lengüetazos y besos,
Y cuando el éxtasis culmino la pasión,
Sobresalieron las caricias, lagrimas y dos cuerpos por fin se durmieron…
Ángel negro