Para recordarte?
¿Por qué el fuego rapaz suspira
Ante el benévolo hielo?
Y así atravieso
Un éxodo entre cenizas y espinas,
Entre laureles y claveles.
Con un colgante Cristo
Cansado de milagros.
Viudos los rosarios
Necios en el trapecio
De ésta enjabonada vela
De la tiranía.
¡Ay Dios, colma mi garganta
De traslúcidos bardos!
Pues soy discípulo fiel
De la blasfemia desmadejada,
Del escándalo
Despótico melancólico.
En el armario sombrío
Yo te he guardado,
En el fraudulento salobre
De mi paladar
O en la jactancia de mi vacío.
¡Ven a mi, Dios omnipotente!
Levanta hacia los cielos
Mi candente perpetúa plegaria.
Permíteme inclinar
Las sangre de las mariposas
Que habitan en mi llanto.
A las hadas perfumadas
Del jolgorio de mi rogativa alma.
Los cirios en el parto de las cenizas
O la lluvia tejiendo
Una incorruptible fe.